Un vídeo para reclutar nuevos agentes de la Agencia Central de Inteligencia marcó ya en mayo de 2021 el giro cultural en el gobierno federal de Estados Unidos con la llegada de Joe Biden al poder. Una agente latina, luciendo una camiseta con el símbolo feminista que representa un puño en alto dentro del símbolo de Venus, se definía como «persona de color, madre, cisgénero y millennial, diagnosticada con un cuadro de ansiedad general». «Soy interseccional, pero mi existencia no es un ejercicio para marcar casillas; soy una declaración de principios andante «, añadía.El vídeo causó furor del bueno y del malo, con algunas opiniones a favor, pero muchas en contra. Un pequeño núcleo de activistas elogió la representación de categorías hasta entonces al parecer invisibles, pero para la mayoría de los republicanos en el Capitolio y no pocos demócratas, la CIA y la Administración Biden estaban yendo demasiado lejos. Esas cuestiones, argumentaban, era mejor no mezclarlas con la seguridad nacional y el personal de una agencia encargada de la defensa del país.Noticia Relacionada estandar Si Estados Unidos gira a la derecha con límites a la droga y al aborto libre David Alandete | corresponsal en Washington Los votantes de estados que han sido muy de izquierda como California o Nueva York dan más apoyo a TrumpEl vídeo, sin embargo, fue solo un anticipo de lo que estaba por venir. En el primer presupuesto de Biden, la palabra \'madres\' fue reemplazada por \'personas gestantes\'. En los formularios de la Casa Blanca, se añadió la opción de \'elle, elles\' junto a los pronombres masculinos y femeninos. El 31 de marzo, el presidente Biden proclamó a nivel federal el Día de la Visibilidad Transgénero y comenzó a utilizar el término \'latinx\' para referirse a los hispanos, pese al rechazo que esta palabra genera en gran parte de esa misma comunidad. Todo esto sucedió en tan solo los primeros seis meses de su mandato.En su ocaso, la Administración Biden está siendo despedida como la del breve predominio de lo \'woke\'. Esta palabra, que en inglés significa \'despierto\', comenzó a usarse en los años 30 para describir a quienes se mantenían alerta ante las injusticias sociales. En la última década, el concepto de lo \'woke\' se ha ido ligando a la defensa de la justicia social desde los sectores más radicales de la izquierda, especialmente en temas como el racismo, los derechos de personas transgénero y el ecologismo. Sin embargo, no toda la izquierda en EE.UU. se identifica con este movimiento. Muchos demócratas quedan al margen de lo \'woke\' debido a su defensa del feminismo histórico y tradicional, su postura sobre la necesidad de distinguir géneros o sus reservas éticas sobre el aborto cuando el feto ya puede sobrevivir fuera del útero, por ejemplo.Biden cambia de sendaEn ese sentido, resulta llamativo que un presidente como Biden, quien durante toda su carrera en el Senado se caracterizó por su centrismo y su profunda fe católica, al punto de evitar la palabra \'aborto\', terminara rodeado de un equipo de jóvenes asesores que lo empujaron hacia la senda de lo \'woke\'. En ese giro, Kamala Harris jugó un papel fundamental.En su campaña electoral, a Harris, una de las senadoras más alineadas con la izquierda durante su mandato en el Capitolio, el pasado le regresó como un lastre. En las primarias de 2019, que perdió, la entonces senadora afirmó apoyar operaciones de cambio de sexo financiadas con dinero público para delincuentes convictos e inmigrantes en situación irregular en centros de detención temporal. Fue una de varias propuestas con las que buscaba atraer el voto de la izquierda en unas primarias marcadas por el hartazgo hacia Trump y el \'statu quo\'. Cuatro años después, uno de los mensajes más exitosos de la campaña de Trump recordó esa postura de la candidata demócrata, y sentenció de forma lapidaria: «Kamala es la candidata de \'elle y elles\'; Trump es tú candidato». Según no pocos estrategas demócratas, fue un anuncio extremadamente eficaz con indecisos.El lenguaje de las élitesTras la debacle del 5 de noviembre, no son pocos los forenses que han surgido dentro del Partido Demócrata. Destacan las voces de los seguidores del veterano senador Bernie Sanders , quien critica a Biden, Harris y su equipo por haberse enfrascado en un intrincado laberinto de políticas identitarias y de género, dejando de lado que lo esencial es la economía y que las personas con menos recursos puedan llegar a fin de mes. Según Sanders: «¿Aprenderán los grandes intereses económicos y los consultores bien remunerados que controlan el Partido Demócrata alguna lección de esta desastrosa campaña? ¿Comprenderán el dolor político que experimentan decenas de millones de estadounidenses? Probablemente no».Es un hábito que tras el fracaso de una campaña, el objeto de los primeros ataques sea la estrategia de comunicación. A Harris y los demócratas les han pesado sus decisiones de imagen, su voluntad de dar la batalla ideológica mientras han ocultado otras medidas de corte netamente trumpista que decidieron mantener en un discreto segundo plano, como acelerar las deportaciones de irregulares o mantener los aranceles a China. Mientras Trump hablaba del precio de la cesta de la compra y del galón de gasolina, a Biden y Harris se les atribuía priorizar la contratación de personas transgénero en su Administración, como Rachel Levine, subsecretaria de Sanidad, almirante dependiente de un cuerpo uniformado que se encarga de la salud pública. Pudo haber sido un nombramiento más, pero Biden quiso que fuera uno de los primeros y hasta publicó un comunicado destacando su decisión, no solo por las aptitudes de la persona elegida, sino también por su identidad, justo en plena pandemia de coronavirus. Dijo Biden: «Necesitamos ayudar a la gente a superar la pandemia, sin importar su código postal, raza, religión, orientación sexual, identidad de género o discapacidad, y satisfacer las necesidades de salud pública de nuestro país en este momento crítico y en el futuro».Popular en redesDurante la campaña se popularizó en redes una foto de Levine junto a Sam Brinton, otra figura reconocible de la Administración Biden, aunque ya no por sus logros o identidad, sino por sus escándalos. Brinton ocupaba un cargo de suma importancia en la subsecretaría del Departamento de Energía Nuclear, pero en diciembre de 2022 fue despedido por robar maletas en aeropuertos. Aunque en EE.UU. desaparecen o se pierden cerca de dos millones de maletas al año, los incidentes con Brinton fueron fáciles de resolver. Se identifica como persona bisexual no binaria con pronombres plurales y tiene una apariencia llamativa: calva lustrosa, con bigote teñido, maquillaje, ropa femenina y tacones. La Policía identificó el robo en las cámaras de seguridad, y aunque en un principio Brinton negó los hurtos, terminó confesando ese y otros incidentes similares.Para los republicanos, este es el precio de priorizar identidad de género u otras consideraciones en puestos de gran relevancia, como la supervisión de la energía nuclear: personas en cargos de relevancia que acaban por no dar la talla. En un lacerante comunicado, un grupo de 15 diputados pidió por carta a Biden que dejara de fichar «a \'drag queens\' por el hecho de serlo» y se centrara en «solo las personas más cualificadas para influir en el sector energético de EE.UU.».En realidad, esas decisiones de la Administración Biden dieron a Trump material para cada uno de sus mítines. Una de sus frases más repetidas era una interpelación directa a sus votantes. Entre los gritos de «USA, USA», decía: «¿Sabéis lo que significa \'woke\'? Significa que son unos perdedores. Todo lo \'woke\' se convierte en basura. No es más que una excusa para deshacerse de nuestra cultura y nuestra historia; quieren borrarnos«.Algunos demócratas ya empiezan a pedir dejar atrás este exceso de corrección política. El congresista del Bronx, Ritchie Torres, lo expresó así al día siguiente de la derrota: «Trump no ha tenido mejor amigo que la extrema izquierda».