El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó a través de una transmisión en vivo a través de las redes sociales que está "extremadamente satisfecho" por la gestión en sus primeros seis meses de Gobierno.
“Combiné los viajes de aquí en Brasil con los del exterior, porque es necesario recuperar la capacidad del mercado interno brasileño y Brasil estaba alejado de la política internacional", expresó. “Trabajaremos duro porque los brasileños tienen muchas expectativas: quieren empleo, salarios, educación de calidad, tener espacios para el ocio, acceder a la cultura. Vamos a entregar al país mejor de lo que entregamos en el 2010”, remarcó.
A su vez, el mandatario afirmó que recibió "un país destruido y reconstruir es mucho más difícil que hacer una cosa nueva". En ese sentido, anunció que para el 2 de julio lanzará "un gran programa de obras para el desarrollo nacional y proyectos de infraestructura en todas las áreas, citando que su Gobierno encontró 14.000 obras paradas, siendo 4.000 de ellas para la educación".
En la entrevista, realizada por el periodista Marcos Uchôa para Brasil247, el presidente además destacó que debe viajar pronto a Europa. “Voy a Italia, no solo quiero conocer al Papa, sino también al Presidente de Italia. Luego voy a participar en un debate económico en París donde voy a cerrar la reunión económica" confirmó. "Luego Alckmin va a la Celac, en Bruselas, para un encuentro entre América Latina y la Unión Europea”, añadió.
Invasión de tierras
El presidente brasileño enfatizó que bajo su administración no es necesario invadir tierras. "Es sencillo: no es necesario el ruido, no hay necesidad de guerra. Se necesita tener competencias y capacidad de ocupación", señaló. "Vamos a fortalecer las pequeñas y medianas propiedades, la agroindustria, al tiempo que continuamos con la reforma agraria porque donde se necesite gente, ahí habrá", agregó Lula, quien pidió además seguir los cauces legales para tomar el control de las tierras improductivas.
Asimismo, indicó que desde el punto de vista económico, su gobierno no tiene ningún problema con la agroindustria, aunque sí reconoció que podría haber diferencias desde una perspectiva ideológica, por lo que pidió paciencia a las partes para poder trabajar. "Nunca tuve problemas, goberné ocho años, ellos saben todo lo que hicimos por ellos, saben que actuamos con mucha responsabilidad con el salto de calidad que dio la agricultura brasileña gracias a las inversiones que hicimos", destacó.
Después de una serie de invasiones que se produjeron hace unos meses por parte del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), el gobierno de Lula intentó acoger las demandas de uno de sus principales caladeros de apoyos y a la vez no desagradar en exceso al sector de la agroindustria debido a su fuerte presencia en un Congreso en el que la oposición es mayoría. El responsable de gestionar todo esto es el ministro de Agricultura, Carlos Fávaro, quien esta semana criticó la invasión que se produjo de varias propiedades como parte del conocido como Abril Rojo, en el que el MST reivindica sus derechos a trabajar la tierra con este tipo de acciones para recordar la masacre de una veintena de agricultores cometida por la Policía en abril de 1996.