La victoria de Donald Trump tiene un inconfundible sabor a venganza. Y no solamente para un delincuente convicto como el próximo ocupante del despacho oval sino también para el universo de los \'crypto bros\' que ven en el resucitado político una rentable oportunidad para blanquear un negocio que tanto se parece a una estafa piramidal. Sin esperar a su toma de posesión, la estimada inversión de 130 millones de dólares por parte de la industria de criptomonedas en la campaña trumpista ya está reportando cuantiosos dividendos.En la misma noche electoral, el precio de la Bitcoin –la pionera criptomoneda «descentralizada» que genera mayor especulación– subió un 10% hasta acercarse a los 70.000 dólares. El 11 de noviembre, cuando los republicanos estaban más cerca de hacerse con el control de ambas Cámaras del Congreso federal, alcanzó la cifra récord de 89.000 dólares. Con una revalorización acumulada desde mediados del 45%. En total, el valor del mercado mundial de criptomonedas ha alcanzado por primera vez los 3 billones de dólares el martes 12 de noviembre. Un subidón apalancado en buena parte por el postureo libertario de Trump contra toda clase de instituciones y contrapoderes. El segundo mandato de Trump, impulsado por su odio visceral contra la independencia de la Reserva Federal y sus ganas de tener «voz y voto» en la política monetaria americana, se presenta como una bendición para estos inversores que soñaban con coches voladores y se tuvieron que conformar con redes sociales. Durante su campaña, Trump ha prometido convertir a Estados Unidos en «la superpotencia mundial del bitcoin». Llegando a decir que «mi trabajo será liberaros» a una industria que prospera al igual que lo hizo Wall Street a principios del siglo pasado gracias a la opacidad y la falta de regulación. De hecho, el presidente y sus tres hijos se han dedicado desde octubre a promocionar World Liberty Financial, su propia cripto-empresa con 20.000 millones de tokens disponibles. Para qué molestarse en disimular un poquito en lo que se refiere a conflictos de intereses.