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Internacionales

¿Por qué son tan peligrosos para EE.UU. los atentados contra Trump?

Al igual que ha ocurrido con Donald Trump, la última vez que se atentó contra un ex presidente de Estados Unidos fue mientras éste intentaba volver a la Casa Blanca. Hace 112 años, un demente llamado John Schrank disparó contra Theodore Roosevelt mientras hacía campaña en Milwaukee. A diferencia de Trump, T.R. había abandonado la Presidencia voluntariamente, negándose a presentarse en 1908. En su lugar, ayudó a elegir a su protegido, William Howard Taft. Pero en cuatro años, ambos se pelearon y Roosevelt presentó su candidatura al margen del Partido Republicano.Irónicamente Theodore Roosevelt era el presidente no electo más joven de Estados Unidos al suceder, en su calidad de vicepresidente, al asesinado William McKinley. También fue uno de los ocupantes del despacho oval más afortunados. El 14 de octubre de 1912, saliendo del hotel Gilpatrick para un mitin, T.R. volvió a nacer a los 53 años. Gracias a una funda de gafas y un discurso de cincuenta cuartillas doblado por la mitad, la bala con trayectoria letal hacia el corazón quedó alojada en una costilla.T.R. rechazó cualquier asistencia médica y se presentó ante la audiencia que le aguardaba. Pidió disculpas por no poder hablar tanto tiempo como quisiera. Y cuando terminó su discurso de 90 minutos se marchó al hospital. El ataque, y sobre todo el coraje demostrado, impulsaron su candidatura, pero no lo suficiente. Pese a terminar por delante de Taft, la fractura del voto conservador convirtió en ganador al gobernador demócrata de New Jersey, Woodrow Wilson. Al reconocer su derrota, T.R. dijo «como todos los demás buenos ciudadanos, acepto el resultado con buen humor y contento».A diferencia de la saga de T.R., los dos atentados sucesivos contra Donald Trump resultan especialmente peligrosos para la democracia americana. En su peculiar combinación de superhombre y supervíctima, la reiterada negligencia demostrada por el Servicio Secreto no hace más que validar el relato trumpista contra las instituciones federales, los contrapoderes y la legitimidad del proceso electoral. Además de ayudar a que un delincuente convicto siga situándose por encima de la ley.

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