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Trump se acerca a la victoria, a falta del recuento final en los estados clave

La fiesta se desató poco antes de las once de la noche de este martes en West Palm Beach (Florida), en el centro de convenciones en el que la campaña de Donald Trump celebra su noche electoral . Es posible que todavía faltaran muchas horas para que el candidato republicano sea ganador, pero el recuento ha tomado una dinámica muy a su favor.Sobre todo, porque el multimillonario neoyorquino había tomado la delantera en Pensilvania , el más decisivo de los siete estados decisivos. Sin Pensilvania, su rival, Kamala Harris , apenas tiene margen para ganar la elección. Al filo de la medianoche, de las seis de la mañana en España, Trump sacaba una ventaja de cerca de tres puntos en este estado, con el 80% del escrutinio y la remontada de la candidata demócrata se antojaba cada vez más difícil.Otras pistas apuntaban a una victoria de Trump : la escasa diferencia de Harris en Virginia, un estado que en principio no debería estar disputado por el candidato republicano y que a la postre se ha llevado la candidata demócrata por escasos tres puntos; la ventaja que también había tomado en Wisconsin, otro estado decisivo; la victoria de Trump en el condado de Miami-Dade, un bastión demócrata donde no había ganado ningún republicano desde 1988 y que anticipaba una gran mejora del multimillonario neoyorquino en el voto hispano en todo el país.Noticia Relacionada estandar Si Harris vs. Trump: gane quien gane, pierde Estados Unidos Javier Ansorena | Nueva York Crece la polarización en la democracia más vieja y estable del mundo, un país descosido por el descrédito de su proceso electoral y por un sistema político que ha impulsado candidatos impopularesLa opción más clara para Harris de conquistar la Casa Blanca sería mantener el llamado \'muro azul\', los tres estados decisivos del norte: Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Pero en los tres había grandes dudas de que lo consiguiera. Y la situación en los estados decisivos del sur -Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Nevada- apuntaba a ser todavía menos favorable para los demócratas.«¡Vamos!», gritaba un seguidor de Trump, con gorra y zapatillas Jordan rojas. «¡Esto está hecho!». Esa era la sensación indisimulada en los cientos de seguidores aquí en West Palm Beach.Partidarios de Trump celebran los resultados en el Palm Beach County Convention Center, Florida EFEMensajes de la campaña«Quiero que empiece a deportar ilegales desde el primer minuto», aseguraba a este periódico Tom Bogert, con la mirada clavada en la pantalla, mientras caían resultados a los que respondía cerrando el puño. «Es imposible que pierda ya», agregaba, tocado con un sombrero \'cowboy\' con el nombre del casi ganador y de su aspirante a la vicepresidencia, J.D. Vance . El caos migratorio de la Administración Biden-Harris ha sido uno de los mensajes centrales de la campaña de Trump, además de, por supuesto, la economía, la inflación, la dificultad para comprar vivienda: «¿Estáis mejor que hace cuatro años?», se ha hartado de preguntar Trump a los votantes en sus mítines. La respuesta, apunta la noche electoral, parece ser \'no\'.Era una noche para la historia. Harris buscaba convertirse en la primera presidenta de EE.UU. El hito se resiste en la primera potencia mundial y el aguafiestas ha sido Trump, que doblegó contra pronóstico a Hillary Clinton en 2016, una victoria con la que pocos contaban, y que ahora también está a punto de evitar que Harris rompa ese techo de cristal.Seguidores de Kamala Harris esperan los resultados oficiales EFELa historia, de hecho, apunta a escribirla Trump. Se convertiría en el segundo presidente de la historia en conseguir dos mandatos no consecutivos -solo lo había logrado hasta ahora Grover Cleveland, a finales del siglo XIX-; y, de paso, arrebataría un récord a los demócratas: Trump podría ser, a sus 78 años, la persona de mayor edad en ganar la elección presidencial, superando al actual presidente, Joe Biden.Pero, sobre todo, la victoria de Trump sería histórica por todo lo sucedido en los dos años que han transcurrido desde que presentó su candidatura a la presidencia en noviembre de 2022. El candidato republicano ha resistido embestidas que, en otra época, hubieran derribado sus opciones a las primeras de cambio: recibió cuatro imputaciones penales, fue declarado culpable de delitos por un jurado, le culpabilizaron de los malos resultados de los republicanos en las legislativas de 2022… Pese a todo ello, arrasó en primarias. En julio, se salvó de milagro de un intento de asesinato, en el que su figura salió reforzada. Y ahora, ha sobrevivido al intento de último minuto de los demócratas de ganar la elección con un relevo en su candidatura: Joe Biden, hundido tras el debate con Trump del pasado junio, dio paso a Harris, que tampoco ha podido con el multimillonario neoyorquino.Con esas perspectivas, la fiesta de la campaña de Trump en West Palm Beach se convirtió en eso, una fiesta. Las ovaciones se sucedían con cada nuevo dato que se proyectaba desde las tres pantallas gigantes en las que los invitados de la campaña de Trump seguían el escrutinio. Un poco antes de las once de la noche, cuando el expresidente tomaba ventaja en Pensilvania, pararon la retransmisión de Fox News y sonó \'Y.M.C.A.\', la canción de Village People con la que Trump cierra sus mítines.Partidarias de Kamala Harris muestran su decepción durante el evento en la Universidad Howard, Washington AFPFiesta deslucidaLa campaña de Kamala Harris comenzó con optimismo, reuniendo a miles de seguidores en la Universidad Howard, la histórica universidad afroamericana donde estudió la candidata. Hubo ambiente festivo, con un pinchadiscos que animaba a los estudiantes de su alma mater mientras celebraban a su compañera de aulas como potencial presidenta. Lucían camisetas con su rostro y gritaban «Madam President».Sin embargo, a medida que avanzaba el recuento, los ánimos cambiaron. Las caras se alargaron y el baile se detuvo . En varios condados clave de estados disputados, los primeros resultados apuntaban a Donald Trump. Pronto, el expresidente se imponía en Iowa y Carolina del Norte, dos estados conservadores que algunas encuestas le habían asignado a Harris en la recta final, aunque de manera bastante temeraria.Ya pasada la medianoche, estaba claro que los republicanos iban mucho mejor de lo previsto. Trump ganó con amplio margen en Florida y Ohio y, por momentos, lideró en Virginia. Más tarde, Harris recuperó ese estado, pero el hecho de que Trump iniciara con fuerza en los primeros recuentos, provenientes de áreas rurales, evidenciaba la debilidad de Harris .La campaña de Harris comenzó a circular memorandos de última hora afirmando que aún tenía posibilidades en Pensilvania, depositando todas sus esperanzas en ese estado. No es precisamente una señal de confianza máxima enviar estos informes mientras se siguen contando votos, pero el equipo demócrata se aferraba a lo que podía.Sobre las 22.00 en Washington (04.00 en la España peninsular), estaba claro que la confianza final del equipo de Harris había sido exagerada: las cosas estaban incluso más ajustadas de lo que preveían las encuestas, y Trump parecía ser el primer republicano con posibilidades de ganar el voto popular desde 2004.Harris sólo recibió buenas noticias en los estados esperados: Nueva York, Washington D.C. e Illinois, pero esto no significaba mucho en el contexto nacional. El verdadero problema se encontraba en los suburbios de las grandes ciudades en estados clave como Filadelfia, Pittsburgh, Atlanta y Detroit, donde Trump mostraba más fuerza que en 2020 .Fue evidente, en medio de la incertidumbre de la candidata, la ausencia de Joe Biden. El presidente en funciones se desempeñó hace cuatro años mucho mejor de lo que lograba su vicepresidenta en esta ocasión. Siempre defendió que él era quien podía vencer a Trump nuevamente, contra todo pronóstico. Este martes, Biden cerró su despacho a las 16.00 y se hizo notar su ausencia, sin planes de asistir a la celebración de su sucesora en la candidatura.En algunos momentos, en la fiesta deslucida de Harris en la universidad, conectaban con CNN, la cadena informativa. Al filo de la medianoche, un comentarista dijo que estas elecciones iban a ser «más como 2016 que como 2020», en referencia a las que perdió Hillary Clinton. Inmediatamente cortaron la emisión y volvieron a la música. Para entonces, ya no quedaba casi la mitad de quienes bailaban unas horas antes.

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