La playa Azaraty I y II, fue invadida por empresarios que instalaron paradores contra las normas municipales y ambientales vigentes - con el aval de la Municipalidad-, entre ellas aquella que establecía que desde la defensa costera al pelo del agua no debía edificarse a fin de evitar la degradación del suelo, la contaminación y también la obstrucción del paisaje, así como la limitación, que la ocupación del espacio por parte de los paradores, le genera al ciudadano y público en general que desea disfrutar de la playa sin tener que pagar por el uso del espacio público.
Desde el año 2020 que se inició un Amparo ambiental ante la Cámara Civil y Comercial de la Ciudad Capital, los camaristas integrantes de la Sala I y su Presidente, vienen haciendo como sí, como si la justicia actuara, sin que nada cambie, sin que se frene el avance sobre el espacio público, sin hacer valer las reiteradas intimaciones que se cursaran para que no construyan ni modifiquen la situación. La justicia dicta medida cautelares que luego no las hace cumplir. De nada valieron las inspecciones oculares, porque después de la última, que fue en el mes de julio del corriente año, el parador Jack Tower decidió nuevamente avanzar sobre la playa construyendo una plataforma ocupando varios metros hacia el rio.
Algunos creen que estos paradores solo tendrán esos espacios y no avanzaran más, pues el ejemplo más evidente que la ambición no reconoce límites, es el ex Club Boca Unidos, hoy espacio de negocios y comercios que ampliaron la ocupación, cercando, rellenando y delimitando un lugar exclusivo y privado sobre la costa. Esto mismo ocurrirá sobre Arazaty sino se detiene.