Desde el INTA observaron a través de imágenes satelitales que la cantidad de superficie de agua se redujo notablemente en la provincia, mientras siguen los incendios en humedales. El 35% de lo que se prendió fuego esta temporada ya se había quemado el año pasado.
Corrientes es una de las provincias más afectadas por el cambio climático, el accionar humano, la deforestación y la falta de control. El año pasado tuvo incendios catastróficos que alcanzaron el millón de hectáreas. Y este año no solo volvieron los fuegos (aunque en menor medida que en 2022), sino que además se suma la sequía. Desde el INTA aportan un dato que dimensiona el drama: apenas 5.000 de sus 39.000 lagunas tienen agua.
Corrientes es una provincia muy plana, de baja energía de relieve. Por eso suele tener multiplicidad de espejos de agua. Normalmente, entre 38 y 40% de la superficie de la provincia está cubierta con agua. “Pero en febrero vimos a través de imágenes satelitales que la superficie cubierta con agua apenas alcanza el 5%”, advirtió a Te aviso con Tiempo (AM 530)* el Doctor en Ciencias Agrarias, Ditmar Bernardo Kurtz, coordinador de investigación y desarrollo tecnológico de la Estación Experimental Agropecuaria Corrientes del INTA.
“Muchas lagunas están secas: solo 5.000 de las 39.000 lagunas tienen agua. En los humedales, esteros, bañados, la superficie cubierta de agua se retrajo tanto que es lo que actualmente se prende fuego. Y resulta muy difícil controlarlo porque no hay infraestructura ni caminos para llegar a esas zonas”, acota.
Fuego contra fuego
Como contracara (o complemento) de la sequía: el fuego. De acuerdo a un informe del INTA, en lo que va del 2023 se han quemado 100.566 hectáreas de la cobertura provincial: un 1,13%. Entre lo negativo se destaca que es el 10% de lo incendiado el año pasado, aunque también es cierto que lo del 2022 fue un extremo catastrófico.
En lo que va de este año, el 91% de la superficie identificada que se prendió fuego corresponde a esteros, bañados y malezales, cuando en 2022 la mitad fueron enormes pastizales. El departamento que registró la mayor superficie quemada fue Ituzaingó, seguido de Concepción.
¿Por qué puede explicarse? En parte por la propia sequía. Así lo afirma Kurtz: “la situación es bien diferente a la que vimos el año pasado, que fue realmente catastrófica. En aquél momento se quemaron alrededor de un millón de hectáreas. Poco menos de la mitad correspondió a pastizales y 30.000 hectáreas a bosques nativos y cultivados. Venimos atravesando por el tercer año consecutivo de evento de La Niña con escasa precipitación en Corrientes. En el noroeste y el norte, por ejemplo, en tres años de La Niña perdimos un año de precipitaciones, y en centro sur llovió la mitad de lo que normalmente llueve. Eso genera que se retraigan considerablemente los cuerpos de agua, los humedales se retrajeron, y por eso lo que se está prendiendo fuego actualmente son los humedales, que al no tener agua como barrera a la propagación del fuego se están quemando”.
Otro dato destacado del informe es que en 2023 se detectaron 34.924 hectáreas que ya se habían quemado en 2022: un 35% del total. El estudio concluye que “la constante contracción de los cuerpos de agua superficiales se verificó en humedales naturales y artificiales, evidencias de que las escasas precipitaciones no han aportado a recuperarlos”.
*Informe elaborado en el programa de radio de Tiempo Argentino