Los científicos han calculado el contenido prebiótico de miles de tipos de alimentos utilizando bibliografía preexistente para averiguar qué alimentos ofrecen el mayor contenido prebiótico y han determinado que se trata de las hojas de diente de león, las alcachofas de Jerusalén o tupinambos, el ajo, los puerros y las cebollas. Además de favorecer la microbiota intestinal, los alimentos ricos en prebióticos contienen grandes cantidades de fibra, algo que la mayoría de los estadounidenses no consumen en cantidad suficiente.
Según Cassandra Boyd, estudiante de máster en la Universidad Estatal de San José (Estados Unidos) que realizó la investigación con el profesor adjunto John Gieng, doctor en Filosofía, "las investigaciones anteriores han demostrado que comer alimentos ricos en prebióticos es beneficioso para la salud. Comer de una manera que promueva el bienestar del microbioma mientras se consume más fibra puede ser más alcanzable y accesible de lo que se piensa", añade.
Los prebióticos, que pueden considerarse alimentos para el microbioma, son distintos de los probióticos, que contienen microorganismos vivos. Ambos pueden beneficiar la salud del microbioma, pero actúan de forma diferente.
Los estudios han relacionado un mayor consumo de prebióticos con una mejor regulación de la glucosa en sangre, una mejor absorción de minerales como el calcio y marcadores de una mejor función digestiva e inmunitaria. Aunque la mayoría de las directrices dietéticas no especifican actualmente una cantidad diaria recomendada de prebióticos, la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos -una organización científica sin ánimo de lucro que estableció la definición actual de prebióticos- recomienda una ingesta de 5 gramos al día.
Para el estudio, que Boyd presentará los hallazgos en NUTRITION 2023, la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición, los investigadores utilizaron resultados científicos publicados anteriormente para analizar el contenido en prebióticos de 8.690 alimentos incluidos en la Base de Datos de Alimentos y Nutrientes para Estudios Dietéticos, un recurso que muchos científicos utilizan para estudiar la nutrición y la salud.
Se descubrió que alrededor del 37% de los alimentos de la base de datos contenían prebióticos. Las hojas de diente de león, la alcachofa de Jerusalén, el ajo, los puerros y las cebollas contenían las mayores cantidades, entre 100 y 240 miligramos de prebióticos por gramo de alimento (mg/g). Otros alimentos ricos en prebióticos eran los aros de cebolla, las cebollas a la crema, los caupís, los espárragos y los cereales All-Bran de Kellogg's, cada uno de los cuales contenía unos 50-60 mg/g.
"Los hallazgos de nuestra revisión preliminar de la literatura sugieren que las cebollas y los alimentos relacionados contienen múltiples formas de prebióticos, lo que lleva a un mayor contenido total de prebióticos --destaca Boyd--. Múltiples formas de cebollas y alimentos relacionados aparecen en una variedad de platos tanto como saborizantes como ingredientes principales. Estos alimentos son comúnmente consumidos por los estadounidenses y por lo tanto sería un objetivo factible para que la gente aumente su consumo de prebióticos".
Basándose en los hallazgos del equipo, Boyd apunta que una persona necesitaría consumir aproximadamente la mitad de una cebolla pequeña para obtener 5 gramos de prebióticos. Los alimentos que contienen trigo ocupan los últimos puestos de la lista. Los alimentos con poco o ningún contenido prebiótico son los productos lácteos, los huevos, los aceites y las carnes.
Los investigadores esperan que el estudio sirva de base para ayudar a otros científicos a evaluar las repercusiones de los prebióticos en la salud e informar las futuras directrices dietéticas. Señalaron que se necesita más investigación para comprender cómo influye la cocción en el contenido prebiótico y para evaluar mejor los alimentos que contienen múltiples ingredientes.