En un contexto de recesión económica, que impacta en el nivel de vida de la clase media y baja argentina, erosionando el poder de compra de los trabajadores y profundizando el desplome del consumo interno, se conocieron datos que reflejan de lleno la realidad de un sector poblacional que, junto con los jubilados, viene siendo de los más golpeados por las políticas del Gobierno nacional.
En ese sentido, con el golpe de la administración de Javier Milei al financiamiento universitario y la educación pública, se suma una preocupación más en el universo de los jóvenes: el acceso a los alimentos. Al problema de las dificultades para independizarse producto de los altos costos para alquilar se agrega el cumplimiento de un requerimiento mínimo para su desarrollo. Una lesión profunda a uno de los derechos indispensables.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló que la Argentina se ubica desde fines de 2022 como el tercer exportador de alimentos, mientras uno de cada cuatro jóvenes proviene de un hogar indigente (que no cubre sus necesidades alimentarias básicas).
Una cuarta parte de la juventud en Argentina se cayó del sistema y vive en la indigencia, es decir, no cuenta con los ingresos necesarios para comer todos los días. Este registro, que tocó un nivel como nunca antes, se da en un marco donde la tasa de pobreza y de indigencia general de la sociedad superan el 50 y 18% respectivamente, y se duplica la cantidad trabajadores que, pese a estar registrados, no cubren una canasta básica. Además, seis de cada diez jóvenes se encuentra directamente desempleado.
Además, según advirtió un informe elaborado por el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (Centro RA) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), actualmente la pobreza en la juventud aumentó a 62% y la indigencia alcanza casi al 25%. A su vez, dentro de este grupo etario, la mayor vulnerabilidad corresponde a las mujeres.
Al observar la evolución de los principales exportadores netos de alimentos en los últimos 20 años, se observa que Argentina ha mantenido una posición destacada, pero sin experimentar el mismo nivel de crecimiento que otros países.
De acuerdo con el informe, el crecimiento argentino se apoyó principalmente en productos como maíz, harina de soja y trigo, esenciales en la canasta exportadora nacional. En términos de valor, en el 2022 Argentina se posicionó en segundo lugar en el ranking de exportadores netos de alimentos. Con un total de 45.787 millones de dólares de exportaciones netas, el país quedó sólo por detrás de Brasil, que alcanzó 123.130 millones.
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Comparativamente, Brasil exportaba en términos netos cerca de 13.000 millones de dólares en el 2000, por lo que en 20 años el país vecino multiplicó el valor de sus exportaciones netas de alimentos por casi 10.
India, por tomar otro ejemplo, exportaba en términos netos alimentos por cerca de 2.700 millones de dólares en 2002, mientras que en 2022 llegó a alcanzar 19.300 millones, septuplicando su valor en 20 años.