El 20 y el 22 de enero del año pasado fueron días de visitas para Ariel Máximo Cantero, conocido como “Guille”, en el Complejo Penitenciario Federal II de la localidad bonaerense de Marcos Paz donde cumple condenas por penas superiores a los 100 años. Quien se presentó en prisión era Alejandro Nicolás Ficcadenti, el Rengo. Para los fiscales que investigaron la interna de la barrabrava Leprosa, Adrián Spelta y Franco Carbone, ese día se selló un acuerdo entre ambos, que había comenzado con conversaciones telefónicas trianguladas el 10 de enero.
Cantero, considerado por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) como jefe de la barra de Newell’s -condición que ejerció desde la cárcel-, le dio al okey al Rengo para que arme una barra disidente que enfrente a la oficial, liderada por Leandro Vinardi, el Pollo, quien también respondía a Cantero.
Según la investigación, el Rengo buscó el aval del jefe de Los Monos y para eso “le ofreció un mejor porcentaje en la tributación del dinero recaudado con los distintos negocios ilícitos vinculados a la barra” que los que pagaba el Pollo, quien también está condenado y detenido en una prisión federal, pero la de Ezeiza. Salvo por Ficcadenti, los hilos de la barra y sus negocios adyacentes eran manejados por dos presos, con personas que oficiaban de “gerentes” extramuros.
Desde aquél acuerdo de enero en entre Cantero y el Rengo, la barrabrava leprosa tuvo dos versión, de acuerdo a la hipótesis que expusieron los fiscales en el Centro de Justicia Penal en las últimas semanas: la “oficial”, liderada por el Pollo Vinardi, y la “disidente”, capitaneada por el Rengo Ficcadenti que, a de alguna manera, fue una jugada de Cantero para controlar que el primero no lo pasara en la rendición de la plata negra que generaban los partidos de locales de Newell’s.
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En forma sintética, y siempre de acuerdo a la investigación de Spelta y Carbone, la barra cobró durante el año pasado -por medios extorsivos- $1.500.000 en efectivo por partido a la dirigencia del club, que de ese modo “compró” tranquilidad; el producido de 1.700 entradas; un porcentaje de lo vendido en los carritos ubicados en las inmediaciones del estadio; y una porción de lo recaudado por los cuidacoches de la zona.
A través de esa conducción bicéfala, Cantero buscó controlar a sus gerentes en la barrabrava pero, en los hechos, consiguió un conflicto armado entre las dos facciones que alentó y que le tributaban, para imponerse una a otra. El hecho más extremo fue cuando el Rengo, a través de su mano derecha Sergio “Bebe” Di Vanni, mandó a matar el 13 de julio a Luciano Román Gallardo, quien manejaba la tribuna en nombre de Vinardi y su pareja Sabrina Ivana Barrías.
Personas aún no identificadas en la investigación fueron hasta el domicilio de Gallardo y efectuaron al menos 14 detonaciones con una 9 milímetros. La víctima involuntaria de los disparos fue su hijastro, identificado como Emilio S., de 16 años.
Los fiscales también registraron otros hechos de violencia, como amenazas a dirigentes del club y los conocidos amedrentamientos a la familia de Ángel Di María, urdidos según el MPA por el Rengo Ficcadenti para “hacer cartel”, metáfora de ganar poderío y obtener resonancia pública que impresionaran a “Guille” Cantero, el jefe de todos.
“Esta disputa por el poder finalizó en el 22 de julio de 2024 luego de que Ariel Maximo Cantero decidiera que el liderazgo de la barra brava continúe siendo ejercido por Leandro Vinardi, quedando Alejandro Nicolás Ficcadenti desplazado de la organización”, sostuvieron los fiscales en las audiencias de acusación.
La “notificación” de esa decisión, Cantero la hizo a través de su primo Diego Cantero, también imputado en la causa, quien ofició de nexo entre el jefe de Los Monos y sus gerentes en el barra leprosa. Diego estaba anotado como hermano de “Guille” en los registros del presidio y accedió a las vistas, en las que su primo le daba las indicaciones, según la acusación de la Fiscalía.
La hipótesis de los investigadores es que la estructura criminal dejó de funcionar el 2 de agosto del año pasado, cuando se produjo la detención de la pareja del Pollo, Sabrina Barrías, junto a Luciano Gallardo y Emir Rodríguez. Poco más de 20 días después cayeron los referentes de la barra disidente: el Rengo y el Bebe Di Vanni.
Los imputados
Los fiscales Spelta y Carone imputaron a Cantero por el delito de asociación ilícita en calidad de jefe, y a su primo Diego como organizador de la banda. Los acusaron de integrar una “organización criminal destinada a cometer una multiplicidad de delitos contra las personas, la propiedad, la libertad y la seguridad pública, a través de los cuales procuraban obtener un lucro indebido con los distintos negocios asociados a la barra brava del Club Atlético Newell’s Old Boys”.
En cuanto al sector denominado barra oficia, los fiscales acusaron a Vinardi como organizador de una asociación ilícita, al igual que a su pareja Barría, quien recibía las órdenes y las ejecutaba mediante la figura de Gallardo, imputado en la banda en calidad de “miembros”, del mismo modo que otros tres detenidos.
En relación a la barra disidente que lideró por unos meses el Rengo, con la venia de “Guille”, los representantes del MPA imputaron a Ficcadenti como organizador, y a De Vanni, Oscar “Torrasa” Mauro y Antonio Sebastián Mauro en calidad de miembros de la organización criminal.
El juez de primera instancia Fernando Sosa tuvo por formalizada la audiencia imputativa e hizo lugar al pedido de la Fiscalía, disponiendo la prisión preventiva por dos años para dos de los acusados. En relación a los restantes no se solicitó medida cautelar atento a que se encuentran en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley por causas vinculadas al núcleo de la investigación, informó el MPA.