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El Papa: Los refugiados son esperanza de un nosotros cada vez mayor

Mensaje del pontífice con motivo de la inauguración de "Rostros hacia el futuro", exposición por el 40º aniversario de la sede italiana del Servicio Jesuita para los Refugiados.

Con un mensaje, el papa Francisco acompañó esta mañana la inauguración de "Rostros hacia el futuro", la exposición por el aniversario de la sede italiana del Servicio Jesuita a Refugiados.

El Papa espera que esta exposición sensibilice al crecimiento de la cultura del encuentro que nos protege de los errores del pasado. Luego, pone el énfasis en que migrar, lamentablemente, muchas veces no constituye una "verdadera liberación", al contrario, choca con un "desierto de la humanidad" y una "indiferencia global".

La muestra 'Rostros al futuro': veinte retratos de refugiados acogidos por el Servicio Jesuita a Refugiados y realizados por Francesco Malavolta en las calles de Roma, fue inaugurada esta mañana por el cardenal Angelo De Donatis, vicario de la diócesis de Roma y por el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, permanecerá hasta el 28 de noviembre instalada en la iglesia de Sant'Andrea al Quirinale.

Para la ocasión, también estuvieron presentes el presidente de la Región de Lazio Nicola Zingaretti y el alcalde de Roma Roberto Gualtieri.

Crece el número de los que huyen de su tierra

En las palabras de apertura del Papa saludó a Duclair, Nathaly y Haider para representar a los refugiados que en los últimos 40 años llegaron a Italia y fueron acompañados por el Centro Astalli.

Hombres y mujeres que encontraron no sólo una comida o un refugio sino, en la relación y en el conocimiento mutuo, "el sentido y la fuerza para comprometerse en el camino de la libertad".

El Papa recordó que cuarenta, en la Biblia, es un número significativo que tiene muchas referencias, “pero ciertamente -señaló- pensando en ustedes me acuerdo del pueblo de Israel que durante 40 años caminó por el desierto, antes de entrar en la tierra de la promesa. Liberado de la esclavitud, tomó el tiempo de una generación para establecerse como pueblo, con muchas dificultades. Incluso los últimos cuarenta años de la historia de la humanidad no han sido una progresión lineal: el número de personas obligadas a huir de sus tierras crece constantemente”.

Un desierto de humanidad

“Muchos de ustedes tuvieron que huir de condiciones de vida similares a las de la esclavitud -subrayó el Papa- donde en la base hay una concepción de la persona humana privada de su propia dignidad y tratada como un objeto”.

Francisco insistió en lo "terrible y despreciable que puede ser la guerra": “Sabés lo que significa vivir sin libertad y sin derechos, mirás impotente cómo tu tierra se seca, tu agua se contamina y no tenés otra opción que emprender tu camino hacia un lugar seguro en el que cumplir sueños, aspiraciones, en que poner en buen uso talentos y habilidades”. Y añadió: “Lamentablemente, ponerse en camino no ha constituido en muchos casos una verdadera liberación, demasiadas veces te encontrás con un desierto de humanidad, con una indiferencia que se ha vuelto global y que reseca las relaciones entre los hombres”.

A continuación, el Papa insistió en que "en las últimas décadas la historia mostró signos de un retorno al pasado". Mencionó los conflictos que se están reavivando en distintas partes del mundo, los nacionalismos y populismos que reaparecen en distintas latitudes, la construcción de muros considerada la única solución con la que los gobiernos -especificó- parecen capaces de gestionar la movilidad humana.

Refugiados, esperanza de un 'nosotros' cada vez mayor

Sin embargo, el papa Francisco no olvidó los signos de esperanza que incluso en estos 40 años "nos permiten soñar con caminar juntos como pueblo nuevo hacia un nosotros cada vez más grande". Y, dirigiéndose directamente a los "queridos refugiados", los señaló como "signo y rostro de esta esperanza": “Hay en ustedes el anhelo de una vida plena y feliz que te sostenga para afrontar circunstancias y dificultades concretas con valentía que a muchos les puede parecer insuperable. Cuando se le da la oportunidad, nos ofrecen palabras indispensables para conocer, comprender, no repetir los errores del pasado, cambiar el presente y construir un futuro de paz".

El deseo de que la cultura del encuentro se haga realidad

El Papa expresó el deseo de "poder vivir juntos como pueblo libre porque son solidarios, que saben redescubrir la dimensión comunitaria de la libertad, como pueblo unido, desigual, abigarrado en la riqueza de las diferentes culturas".

Citando a Fratelli tutti, subrayó que este "es el momento de una casa común formada por pueblos hermanos". Que los rostros de hombres y mujeres retratados en las fotografías de la exposición nos estimulen a “ser parte activa a las ciudades como lugar de vida compartida”.

Por último, Francisco manifiestó su deseo de que en este aniversario “se logre realmente la cultura del encuentro, y que como pueblo nos apasione querer encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, planificar algo que implique a todos”.+

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