"Todavía vivo. Aunque algunos me querían muerto" dijo el Papa en un encuentro con jesuitas durante su visita a Eslovaquia, y contó también que hubo encuentros entre prelados que preparaban el cónclave para su sucesión.
El Papa Francisco denunció que dentro del Vaticano lo "querían muerto" tras la operación de colon a la que se sometió el 4 de julio pasado, y aseguró que algunos prelados "preparaban el cónclave" para elegir a su sucesor.
Esto lo reveló Francisco en un encuentro con jesuitas, en su reciente gira por Eslovaquia. Este encuentro se dio el 13 de septiembre, en Bratislava, pero el contenido fue publicado hoy en la revista de la Compañía de Jesús "La Civiltà Cattolica".
Ni bien llegó el Papa al encuentro, tras cordiales saludos y bromas, uno de los 53 jesuitas que estaban sentados a su alrededor en la sala le pregunta "¿Cómo está?" y Francisco responde:
"Aún vivo. Aunque algunos me querían muerto. Sé que incluso ha habido encuentros entre prelados que pensaban que el Papa estaba más delicado de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. Hacer esa cirugía fue una decisión que no quería tomar: fue una enfermera la que me convenció. A veces, las enfermeras comprenden la situación más que los médicos porque están en contacto directo con los pacientes".
En Bratislava, el Papa se encontró con miembros de la comunidad jesuita de Eslovaquia.
Recoredemos que el cónclave es la reunión de cardenales menores de 80 años, los llamados "electores", dentro de la Capilla Sixtina para elegir a un Papa en caso de renuncia o muerte.
El Papa se refirió así a los movimientos dentro de la Curia romana luego de su operación y de haber estado 10 días internado en el hospital Gemelli de Roma, antes de regresar al Vaticano.
Después de la operación, en la que el extrajeron 33 centímetros de intestino para tratar una diverticulitis, Francisco inició una recuperación en su residencia de Casa Santa Marta que avanzó mejor de lo esperado y se lo vio de buena forma y sonriente durante su reciente gira de cuatro días por Budapest y Eslovaquia.
Incluso, frente a rumores sobre una posible dimisión, el Papa planteó que "nunca" se le "pasó por la cabeza" renunciar.