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¿Qué revelan las 46 estrellas de la tilma de la Virgen de Guadalupe?

 

En octubre salió a luz un descubrimiento impresionante sobre las 46 estrellas en la tilma (manta de algodón) de Nuestra Señora de Guadalupe. El impresionante descubrimiento se relaciona con la etapa de tribulación, juicio y purificación del mundo que estamos transitando.

Esas 46 estrellas de la tilma, representan los 46 papas, desde la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe en 1531. Y a su vez los correlaciona con las profecías de Garabandal, que indica la etapa del Final de los Tiempos iniciada luego de Benedicto XVI.

Y la de San Malaquías, que profetiza un Papa que estará en el momento de la tribulación y purificación del mundo, que según la secuencia, será el posterior a Benedicto XVI. Todo esto apunta al Libro del Apocalipsis, que advierte que ahí está el relato de lo que pasará en nuestro tiempo.

La tilma del indio Juan Diego, donde quedó impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe, es también llamada la segunda Sábana Santa, debido al origen que llevó a la formación de la imagen.

Parece que surgió por la emanación de una energía muy fuerte, como lo atestiguan las personas que estaban presentes en ese momento que se formó la imagen. Esta tilma está hecha de una fibra vegetal llamada ayate, propenso a un deterioro rápido, de manera irreparable, en el transcurso de pocos años. Sin embargo esto no ha ocurrido. Han pasado 5 siglos y aún nos encontramos con un tejido que mantiene las propiedades de cuando fue producido.

Además en 1785 se derramó sobre gran parte de ella un solvente con ácido nítrico, pero se restauró sola, espontáneamente, en 30 días y quedó intacta.

Y en 1921 sufrió un atentado, que destruyó todo lo que estaba a su alrededor, incluyendo un crucifijo de bronce, pero la tilma quedó intacta.

La temperatura de este tejido es constantemente de unos 36.7 a 36.8 grados, que curiosamente, es la temperatura del cuerpo humano. No existe ningún rastro de tintura aplicado sobre el entramado de la tela. 

Como si las fibras individuales, igual que en la Sábana Santa,  hubieran asumido la coloración que vemos, por una oxidación superficial de las fibras. En los diminutos ojos de la Virgen se ve el reflejo de 13 personas, que eran las que estaban presentes en el momento que Juan Diego abrió la tilma.

Una de las manos es más oscura y la otra más blanca, indicando la unión entre los pueblos. El cabello suelto de Nuestra Señora es un símbolo azteca de virginidad.

Los rayos del sol se intensifican sobre el vientre de María, que se encuentra embarazada. En el vientre de María aparece una flor de cuatro pétalos que los aztecas llamaban «Nahui Ollin», símbolo del sol y la plenitud. Y las dimensiones del cuerpo en la imagen, corresponden exactamente a las de una mujer en las últimas etapas del embarazo, que va a dar a luz en pocos días.

El nombre azteca de nacimiento de Juan Diego, significa «el que habla como águila». Y el ángel a los pies de la tilma tiene alas de águila, no las típicas alas de ángel. Mientras el evangelista San Juan, que escribió el Apocalipsis, es representado con el águila.

Por lo tanto la tilma nos trae el mensaje de que la guadalupana es  la revelación apocalíptica de la Biblia.

¿Y dónde está esa revelación apocalíptica en la imagen?

En la tilma que cubre a María Santísima, que es de color azul y tiene 46 estrellas. Estas 46 estrellas están dispuestas de manera exacta como en el cielo en la noche del 12 de diciembre de 1531, la noche en que ocurrió la aparición.

Obviamente, en una noche hay muchas más estrellas, se cuentan por cientos, pero en la tilma están representadas sólo esas 46.

Se ha dicho por ejemplo, que la Corona Boreal en la frente de la Virgen, es un mensaje sobre la realeza de María Santísima, Reina del Cielo y de la Tierra.

La constelación de Virgo, representada sobre el corazón de la Virgen, se ha visto como una confirmación de que la figura que aparece es la Virgen Santísima. Y la constelación de Leo en el vientre de María, recuerda que la imagen de la tilma representa a una mujer gestante del Rey del Universo.

Pero el investigador Alessandro Masano ha hecho recientemente un descubrimiento que muestra más claramente el mensaje apocalíptico de la tilma. En 1531, cuando la aparición, el Papa que reinaba era Clemente VII, quien murió en 1534. Y desde él hasta Benedicto XVI hay exactamente 46 Papas como estrellas en la tilma.

El Papa número 46 es Benedicto XVI. Esto se ajusta a la profecía de los Papas de Garabandal, que dice que después de Benedicto XVI viene el Final de los Tiempos; un tiempo de derrota del maligno y purificación del mundo.

Nuestra Señora le dijo a la vidente Conchita que luego de la muerte de Juan XXIII solo quedaban 3 papas, más uno de pontificado muy corto.

Y luego vendría el Final de los Tiempos, que no significa el Fin del Mundo.

Pasaron Pablo VI, Juan Pablo I, el del pontificado corto de 33 días, Juan Pablo II y Benedicto XVI, por lo que se cumplió la profecía de que entre los próximos 4 pontificados habría uno muy corto.

Y esto se entronca con la profecía de los Papas de Malaquías, que se trata de 112 frases cortas en latín, identificando a cada uno de los Papas, desde Celestino II, en 1143, en adelante.

Benedicto XVI es el número 111, y el lema 112 es el último. Teóricamente correspondería a Francisco en términos cronológicos, y lleva el nombre de Pedro el Romano y su descripción es: “En la persecución final de la Santa Iglesia Romana, se sentará en el trono Petrus Romanus, que pastoreará sus ovejas entre muchas tribulaciones, y cuando estas cosas hayan terminado, la ciudad de las siete colinas será destruida, y el terrible juez juzgará a su pueblo”.

Por lo tanto luego del Papa 46 según la tilma de Juan Diego, e históricamente luego de Benedicto XVI, según Garabandal y San Malaquías, transcurrirán los sucesos que describe San Juan en el Apocalipsis de la Biblia: el juicio de Dios a las naciones y la purificación y renovación del mundo. 

En el 2016 el periodista Peter Seewald le preguntó a Benedicto XVI sobre la posibilidad de que se cumpla toda esta profecía y Benedicto XVI respondió: “Todo puede ser”.

Las estrellas están agrupadas en constelaciones en el Cielo que tienen cientos de estrellas cada una. Pero en la tilma se muestran unas pocas de cada una de las 14 constelaciones porque cada estrella de la constelación corresponde a un nombre asumido por un Papa.

Por ejemplo, hay nueve estrellas en la Osa Mayor de la tilma, y hay nueve papas llamados Pío desde 1531. Hay siete estrellas en Escorpio y hay siete papas Clemente. Hay cinco estrellas en Centauro y hay cinco papas Inocencio.

También hay constelaciones de una sola estrella, y resulta que también hay cuatro papas con nombres únicos: Julio, Juan, Sixto y Marcelo.

Por lo tanto la aparición de la Virgen de Guadalupe es una revelación para el Final de los Tiempos, con todo lo que significa.

 

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