El economista Carlos Rodríguez, quien durante la campaña electoral 2023 había sido designado por el entonces candidato presidencial Javier Milei como asesor en temas de economía, sigue siendo un implacable cancerbero de los discursos presidenciales y de la política económica oficial, en particular de sus aspectos monetarios y financieros.
Ahora, en referencia a los anuncios y discursos del Gobierno sobre la eliminación del déficit cuasifiscal (esto es, el déficit que generaba el Banco Central debido a los intereses a pagar que iba acumulando al emitir títulos como las Lebacs y las Leliqs y realizar operaciones de más corto plazo como los “Pases”, para colocárselos a los bancos y así absorber y «esterilizar» el exceso de emisión monetaria) Rodríguez posteó en la red social X (antes Twitter) un análisis para negar la validez del logro oficial.
«Antes emitían Pases, Leliqs, Lebacs, etc. y eso no figuraba en el déficit financiero del Tesoro, solo figuraba en el déficit cuasifiscal del BCRA», empezó. En cambio ahora, prosiguió, refiriéndose a las medidas y políticas del Gobierno de Milei, «pasaron la deuda remunerada del BCRA al Tesoro y se llama Lecaps».
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En ese pase de manos, explicó el economista, quien fue jefe de Gabinete del equipo económico de Roque Fernández durante la presidencia de Carlos Menem, «las LECAPS se sirven con más LECAPS, pero eso no figura en el déficit financiero del Tesoro ni en el cuasifical. Solamente aumenta la deuda pública».
De ese modo, concluyó que «como por arte de magia, desapareció el déficit cuasifiscal y Milei instantáneamente redujo el déficit del Estado en varios puntos del PBI. Eso es simplemente una chantada. El déficit sigue. No engañan a nadie, solamente pierden credibilidad».
Además, el famoso ‘superávit’ del que tanto se enorgullece el Gobierno se consiguió a costa de recortar fondos a áreas estratégicas como salud, educación, ciencia y tecnología, desarmando organismos públicos por puro sesgo ideológico oficial y eliminando derechos a los trabajadores, sumergiéndolos en la pobreza e indigencia, con salarios bajos y precios internacionales de productos.
Bajo la consigna de ‘ajustar la casta’, la verdadera víctima del ‘Plan Motosierra’ terminó siendo la desaparecida clase media, condicionada a empeorar su calidad de vida y resignándose a bajar en la curva social, mientras ve como un séquito poderoso acrecienta sus ganancias y maximiza sus beneficios a costa del hambre del pueblo. Un auténtico armado de miseria planificada, a pedido del establishment financiero global, que digita las políticas a dedo de acuerdo con sus intereses comerciales monopólicos.