Por Daniel Caran
Ricardo Colombi encarnó en 2001 el modelo del cambio que quería la gente. No convenció a la mayoría, pero su impronta buscaba mostrar el cambio radical, más allá de la denominación partidaria, para terminar con años de conservadurismo extremo.
Con los años –muchos- la rebeldía política del mercedeño y sus laderos mutó justamente al modelo político que ellos dijeron venían a destruir, y terminaron enquistándose en los mullidos sillones al amparo del poder.
Hoy, 16 años después de llegar a la Rosada local, Colombi presentó un Proyecto de Ley Educativa Provincial, como dándose cuenta del modelo perimido y desgastado que viene administrando en esa materia.
Con diálogos cerrados con los sectores docentes, y con problemas repetidos en cada proceso aún no resueltos, el Gobernador cree que “es ahora” el momento de impulsar las cosas, con porcentajes negativos en casi todos los ítems de la educación pública.
Esta mañana, pomposamente y enmarcado en la campaña del vale todo, Colombi aseguró que “el acto de hoy va a quedar marcado en la vida educativa de la provincia de Corrientes porque el proyecto de ley refleja la forma y el modo en que llegamos a esta primera etapa, que contó con el debate, la participación de los actores de la Educación”.
¿Debate… participación?
Solo resta preguntarle a los gremios, representantes genuinos de los maestros, si tuvieron o tienen alguna participación efectiva y real en éste proceso.
De avanzar el proyecto en la Legislatura, la pregunta se consolidará como enigma:
¿los legisladores también recién ahora se dieron cuenta de la necesidad de una reforma completa y efectiva en materia educativa?.
“Este proyecto respeta las libertades, pensamientos y fundamentalmente el derecho que tiene cada familia, cada padre, de ser actor fundamental de sus hijos de acuerdo a sus pensamientos, a su vocación, a sus lealtades y a lo que considere más conveniente”… lindas palabras para un proyecto que demoró 16 años en salir a la luz.
Algo demorado… bastante.
