Por Daniel Caran
Con los hechos ocurridos en la provincia de Jujuy, represión estatal en medio de una reforma constitucional repudiada por trabajadores, sectores sociales y pueblos originarios, novecientos empresarios de toda la Argentina emitieron un comunicado pidiendo la paz social y el respeto a las instituciones. Quizás, pidiendo una obviedad, que las diferencias en nuestro país se resuelvan por vías no violentas. En Argentina las obviedades a veces son rarezas.
“Deseamos adherirnos a los pronunciamientos de los Obispos de Jujuy, de la Pastoral Social de la Prelatura de Humahuaca y de diversas cámaras empresariales de la provincia. Compartimos sus afirmaciones en el sentido que la violencia no conduce a ninguna solución y, por lo tanto, debe ser repudiada y rechazada. Creemos firmemente que el diálogo social sincero, sereno y respetuoso es el único camino para la solución de los conflictos. Asimismo, consideramos fundamental preservar las instituciones y los valores republicanos propios de un sistema democrático”, consideraron.
El texto de la misiva se conoció el pasado 22 de junio aún con escarceos urbanos en la norteña provincia. El pasado viernes uno de los empresarios que rubricó esa carta habló en una radio porteña y volvió a decir una obviedad: “Es importante la alternancia”, dijo refiriéndose a la salud de las instituciones en el país y en la propia Jujuy.
Esa definición me llevó de manera inmediata a Corrientes. ¿Hace cuánto no tenemos alternancia por estas tierras del chamamé? Y eso, incluso, aplicado a la oposición que se reduce a un escuálido grupo de rostros y nombres que se reiteran desde hace años. Esto, con el agravante de que no ejercen su tarea de oposición.
Pero volvamos a la alternancia y la obviedad de que es necesaria para avanzar hacia un futuro con desarrollo y salud institucional. Agrego, control del poder y de cómo se administra el erario público.
En Corrientes lamentablemente hace agua en todas esas cuestiones. Ni siquiera son claras en nuestra provincia las elecciones. Las recientes del 11 de junio pasado estuvieron repletas de quejas y sospechas. Seguimos votando como se hacía a comienzos del siglo XX. Demoraron, nuestros dirigentes, más de diez años en habilitar el voto opcional a jóvenes de 16 y 17 años. ¿Así estimulan el interés por la política y el sistema en nuestra provincia?
Es ese horizonte para que deje de ser difuso debe, entre muchas otras obviedades como la de administrar bien y honestamente los recursos del Estado, haber alternancia en quienes ocupan espacios de gobierno y poder.
Solamente esa construcción colectiva nos llevará a evitar situaciones traumáticas como las ocurridas en Jujuy, hechos que ya ocurrieron en un pasado cercano en nuestra amada tierra del chamamé.
Buena semana