Por Daniel Caran
“Para venir a pedir los votos, están rápido… pero cuando se pierde, nadie explica la derrota”, dijo un auténtico compañero que nuevamente observa cómo el PJ se embrolla en indefiniciones peligrosas.
Pasó una semana del cimbronazo Capital, y a 48 horas del cierre de alianzas para las PASO, en el peronismo correntino el escenario es lúgubre e incierto.
¿Con quiénes?... ¿En qué?... ¿Por qué?...
Muchas preguntas que siguen sin respuestas desde el triste domingo del 4J, cuando Ríos sucumbió ante el aparato ricardista.
Desde ese momento se esperó una declaración mucho más consistente que el mero reconocimiento de la derrota.
Sin embargo, como si el silencio avalase errores propios, nadie salió a explicar cómo viene la cosa, qué camino conviene tomar, cuáles son las alternativas.
Así entonces, como el compañero del inicio de éste escrito, muchos se sumergen en la duda casi acostumbrada de tener que acompañar nuevos fracasos.
¿Quién o quienes se hacen cargo?.
Si Fabián Ríos es el responsable entonces escucharemos argumentos… Y si no lo es: ¿alguien avaló o dejó que funcione toda la parafernalia que determinó su derrota?.
Si nadie explica, entonces la militancia (que espera atónita, pero siempre atenta) empezará a sospechar de nuevos premiados en las listas legislativas.
A saber: derrotados en las urnas, amigos circunstanciales, socios en la desgracia… Todos podrían ocupar lugares preponderantes en este peronismo que parece sumiso y frágil, como el boxeador que nunca aprendió a aguantarse el primer piñón.
Ni la tan mentada “justicia social” parece ser el alma de éste peronismo. En tiempos de necesidad absoluta, el PJ tampoco mostró su estructura para acompañar a sufridos compañeros (como Richard Valenzuela) que debieron pelear contra todo y todos. Ni ahí se estuvo.
Otros, en tanto, vuelven a preparar el banquete… están sentados esperando…
