Por Javier Elena
Las infancias se ven expuestas desde temprano a discursos que promueven estereotipos de género. Sobre la necesidad de promover infancias libres de estereotipos para la construcción de una sociedad con igualdad de oportunidades, opinó para Télam Javier Elena, coordinador de proyectos de Grow, género y trabajo, organización cuyo propósito es generar espacios de trabajo diversos, inclusivos y libres de violencia.
El domingo 20 de agosto se celebra en Argentina el Día de las Infancias. Además de festejar el día, es una oportunidad para reflexionar, desde una perspectiva de género, sobre qué infancias estamos promoviendo.
La construcción de los estereotipos de género son procesos largos que comienzan desde la niñez. Desde temprana edad, las infancias se ven expuestas a mensajes que condicionan gustos, intereses, formas de ser, como pueden ser los colores que se asignan a lo masculino y a lo femenino, los juegos que se promueven, lo que se espera de unos (“los nenes no lloran”) y de otras (“las nenas no se pelean”). Por eso, si pretendemos sociedades con igualdad de oportunidades, es necesario comenzar por las infancias.
Los medios y las redes sociales son -cada vez más- agentes centrales en la socialización. Desde 2017, realizamos un relevamiento de publicidades difundidas por canales de televisión infantiles, con el objetivo de analizar qué mensajes se están transmitiendo. Según Georgina Sticco, directora y co-fundadora de Grow-género y trabajo, “es muy importante la influencia que las publicidades tienen en las infancias. Tenemos que prestar atención a cómo se refuerzan los estereotipos, cuáles son los mensajes que se transmiten, para entender el impacto que tiene el mundo adulto sobre el mundo infantil”.
Entre los avances y deudas pendientes, en algunos casos observamos que hubo cambios, y positivos.
Por ejemplo, el último informe de 2021 es el que encontramos una mayor paridad en lo que refiere a la representación de género de los personajes, y una amplia mayoría de publicidades (78%) se dirigen a un público sin distinción de género. Creemos que ir hacia discursos en los que no se distinga de forma clara a qué género se le está hablando, es un paso importante para ir desarticulando mensajes estereotipados.
Ahora bien, en las publicidades que sí se dirigen a un género en particular, se siguen reproduciendo estereotipos de género. Por ejemplo, entre las dirigidas a niñas predominan las vinculadas a amistad, cuidado familiar, belleza y romance, mientras que aquellas dirigidas a niños se relacionan con acción, agresividad o aventuras. Al mismo tiempo, en las publicidades dirigidas a niñas, ellas aparecen en mayor medida (74%) realizando acciones “pasivas”, como por ejemplo tomar sol, embellecerse o conversar; mientras que en las destinadas a los niños, en el 89% de los casos, ellos aparecen realizando acciones “activas”, como jugar, explorar, correr.
Los estereotipos de género son el resultado de un proceso complejo que en parte se explica en los primeros años de vida. Por eso, quizás, sea tan difícil su transformación en la adultez, momento en el que su impacto en la vida profesional es mucho más claro: los estereotipos limitan decisiones de carrera, crean barreras, condicionan desarrollos. Desde Grow-género y trabajo, promovemos infancias libres de estereotipos, como un primer paso para la construcción de una sociedad con igualdad de oportunidades.
Por Javier Elena, coordinador de proyectos de Grow, género y trabajo, organización cuyo propósito es generar espacios de trabajo diversos, inclusivos y libres de violencia.