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Opinión del Lector

¿Qué tiene que ver el anuncio de Zuckerberg con la cuestión racial?

Paulo Victor Melo

Por Paulo Victor Melo

El anuncio de Mark Zuckerberg sobre cambios en la moderación de contenidos de Meta genera alarma por su impacto en poblaciones negras, principales víctimas de discursos de odio en sus plataformas. Al trabajar con Trump y reducir restricciones sobre temas sensibles, se refuerzan dinámicas de colonialismo digital y racismo estructural. Esto exige avanzar hacia la soberanía digital popular y fortalecer iniciativas que articulen justicia racial y tecnológica.

El anuncio del multimillonario estadounidense Mark Zuckerberg sobre cambios en la política de moderación de contenidos de Meta ha generado una serie de repercusiones en todo el mundo. En estas pocas líneas, quiero discutir las posibles implicancias de las palabras del dueño de Instagram, Facebook y WhatsApp para las poblaciones negras.

Comienzo con una de las afirmaciones de Zuckerberg: “…vamos a simplificar nuestras políticas de contenido y eliminar varias restricciones sobre temas como inmigración y género que están fuera de sintonía con el discurso predominante”.

¿Qué tiene que ver esto con las personas negras? El profesor Luiz Valério Trindade demuestra, a partir de su investigación doctoral realizada en la Universidad de Southampton, que las principales víctimas de los discursos de odio en las redes sociales son las mujeres negras. El material de análisis del investigador incluyó 109 páginas y 16 mil perfiles de usuarios de Facebook, justamente una de las plataformas propiedad de Meta.

Otro aspecto importante del trabajo de Trindade es que no son cualquier tipo de mujeres negras las principales víctimas de los discursos de odio, sino especialmente aquellas que están en procesos de ascenso socioeconómico. Casi como una especie de mensaje permanente de que los lugares que ocupan o aspiran a ocupar no les pertenecen.

Es decir, si incluso con las políticas de moderación de contenido ya era posible identificar a las mujeres negras como las mayores víctimas de los discursos de odio en Facebook, ¿qué se puede esperar después de que el dueño de esta plataforma afirme que la moderación sirvió para “silenciar opiniones y excluir a personas con ideas diferentes” y que, por ello, quiere “garantizar que las personas puedan compartir sus creencias y experiencias”?

En el anuncio del martes 7, Zuckerberg también fue explícito al decir que trabajará con el gobierno de Donald Trump. No olvidemos que Trump tuvo como adversaria en la última elección a una mujer negra, Kamala Harris. Y, más que eso, realizó constantes ataques, durante la campaña presidencial, a la afirmación racial de Kamala.

Pero también podemos retroceder un poco en el tiempo. En 1989, un anuncio de página completa, publicado en cuatro diarios de Nueva York, pedía la pena de muerte para cinco adolescentes, siendo cuatro negros y uno de origen latino. ¿El autor de los anuncios? Él mismo, Donald Trump. Cabe recordar que los adolescentes fueron condenados y pasaron entre seis y trece años presos POR UN CRIMEN QUE NO COMETIERON. Tanto es así que, en 2014, recibieron una indemnización del gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, Trump ignoró esto y, durante un debate con Kamala Harris, volvió a afirmar que los adolescentes habían asesinado a una persona y confesado el crimen.

Entonces, al enfatizar que trabajará “con el presidente Trump” y que Estados Unidos “tiene las protecciones constitucionales más fuertes del mundo para la libertad de expresión”, Zuckerberg no deja dudas de que habrá mayor permisividad y benevolencia, incluso con quienes califican de asesinos a jóvenes que no cometieron ningún delito. ¿Esto no ejemplifica la declaración de Zuckerberg de que reducirá “drásticamente la cantidad de censura” en las plataformas de Meta?

Una posibilidad para profundizar este análisis –incluso para evidenciar que no se trata “solo” de Zuckerberg, sino de un problema más amplio– es observar lo que nos advierten los estudios que relacionan tecnologías digitales, colonialismo y racismo.

Zuckerberg es una de las materializaciones más emblemáticas del colonialismo digital. Su fantasía de “buen chico”, que siempre usa una camiseta básica y sin estampas (algo poco común en el imaginario social sobre un multimillonario), y que reivindica valores aparentemente democráticos, busca ocultar la esencia de Meta y de las plataformas digitales de Silicon Valley en general: acumulación y concentración de riqueza construida sobre la explotación de territorios y cuerpos racializados, especialmente de países de África y América Latina.

Usando las palabras de Deivison Faustino y Walter Lippold, Zuckerberg –al hablar de “restaurar la libertad de expresión” y “dar voz a las personas”– expresa “la carga del nerd blanco”. Cito a los autores: “en el escenario del colonialismo digital, la supuesta ‘carga del hombre blanco’ se convierte en la carga del nerd blanco a partir de la manipulación neoliberal de la caridad tecnológica como forma de actualizar controles geopolíticos, ideológicos o empresariales en territorios históricamente privados del desarrollo tecnológico”.

Este escenario, agravado por la declaración de guerra realizada por el dueño de Meta, en la que anuncia a Trump como su aliado, exige ampliar el debate sobre la regulación del entorno digital, pero también abre una oportunidad para la formulación de ideas y soluciones colectivas basadas en un igualmente necesario proyecto de soberanía digital popular, en el que no quedemos cautivos de plataformas propietarias y monopólicas.

En esta dirección, existe un conjunto de investigadores/as y militantes negros/as –así como iniciativas de subversión tecnológica lideradas por territorios y grupos racializados– que han pensado y construido caminos que articulan soberanía digital y justicia racial. Conocer, divulgar y fortalecer estas experiencias y propuestas es un primer (¡y fundamental!) paso.

*Profesor de Comunicación e investiga sobre tecnologías digitales y racialidades. Coorganizador del libro Ecos de Búzios: aportes al debate brasileño sobre comunicación y relaciones étnico-raciales.

Publicado originalmente en: almapreta.com.br

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