Un testigo sobreviviente se quebró emocionalmente y demostró las graves secuelas que aún padece 10 años después, al declarar en el juicio oral y público que se sigue contra los empresarios acusados por el derrumbe que generó la muerte de ocho obreros de la construcción en Corrientes.
"El juicio avanza con los testigos y seguimos dando esta batalla para llevar justicia a la familia de todos los obreros fallecidos", dijo Cubilla Podestá luego de la audiencia realizada este jueves en el Tribunal Oral Penal de Corrientes.
La ronda de testigos, que convocará a casi 60 personas, continuó con la declaración de Pedro Fernández, actualmente de 34 años de edad, que era empleado de la empresa hormigonera Melmix cuando ocurrió la tragedia hace diez años en el derrumbe del edificio en construcción por calle San Martín al 600. Pero es un testigo propuesto por Cubilla Podestá, que patrocina a familiares de las víctimas.
Sentado frente al tribunal y al inicio de su declaración testimonial, Fernández tuvo un momento de emoción que lo desequilibró y demostró la profunda angustia que aún padece por haber salvado su vida milagrosamente en el derrumbe.
El 22 de marzo de 2012, al momento del derrumbe, Pedro estaba trabajando en la obra, debajo de la losa que se vino abajo, controlando los caños de bombeo del camión de hormigón. Es testigo clave porque vio el derrumbe y ayudó a sacar heridos, tras salvar su vida esquivando la tragedia.
Frente al Tribunal, Pedro no pudo contenerse para comenzar su declaración. Apenas se sentó, se quebró emocionalmente entre lágrimas, se puso de pie y se fue del lugar de su silla alegando que no quería declarar. Se produjo un momento de mucha tristeza y tensión en la sala. La Policía lo contuvo en medio de la sala debido a que tenía la obligación de prestar declaración.
Minutos después, ya más tranquilo y con serenidad, Fernández contó el sufrimiento y el trauma del horror que significó el derrumbe y demostró ante los jueces y las partes del juicio las graves secuelas que persisten en él pese a la década transcurrida.
Además de esas evidentes secuelas, Pedro contó que “nadie se hizo cargo” de su situación desde el momento de la tragedia hasta la actualidad y apuntó contra los imputados y contra la empresa hormigonera. Dijo que ni los empresarios del edificio, ni los del camión de la cementera, nunca le preguntaron si estaba herido ni qué necesitaba para seguir adelante o cómo se sentía.
Esta declaración de Fernández, por el abandono que sufrió, tiene relación con lo que en su momento había declarado el empresario y presidente de Melmix, Mauro Andrés Melli, quien aseguró que su firma no realizaba control alguno en la zona de obras antes de comenzar con la descarga del hormigón pese a tratarse de una actividad constructiva sumamente riesgosa.
El juicio continuará el jueves 12 a las 8,30, en la sala del Tribunal Oral Penal de Corrientes, ubicado por calle Plácido Martínez. Será con el testimonio de Rosa Urbina, familiar de uno de los obreros fallecidos.
Los tres imputados son: los empresarios Marcelo Mayer y Walter Bruquetas, y el capataz Carlos Valenzuela.