En los alegatos, el fiscal Martín Uriona dio a conocer que Bareiro manejaba el negocio del tráfico de estupefacientes desde la cárcel donde estaba detenido desde abril de 2016. Tenía domicilio en el barrio Ibiray y un rancho precario en la zona de las islas Caá Verá, en territorio paraguayo.
El auxiliar fiscal de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Martín Uriona, continuó ayer su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 3 de la Ciudad en el juicio a doce personas acusadas de ingresar marihuana desde la República de Paraguay para luego distribuirla y comercializarla en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero y Mendoza.
“Es un universo de causas conexas, esta organización criminal fue organizada con antelación como una estructura celular, es decir de actuación por compartimentos, en donde la mayoría de los implicados se encontraban en la localidad de Itatí. Esta forma de actuar premeditadamente les permitió, como maniobra de seguridad, exponerse al mínimo ante las fuerzas de seguridad”, afirmó Uriona.
El representante del Ministerio Público se encargó de detallar el rol de Carlos “Cachito” Alberto Bareiro.
“Era una persona de relevancia en el tráfico de estupefacientes y la gente temía dar información sobre él por temor a represalias. Era la persona que brindaba los medios para desplegar las acciones de tráfico. Un testigo referenció que Bareiro era el Pablo Escobar de Itatí, en alusión al reconocido narcotraficante colombiano. Se probó que Bareiro utilizaba un celular desde su lugar de detención, donde tiene varias conversaciones en las que hablaba de tráfico de drogas y compra de armas, desde que quedó detenido en abril de 2016. Allí comenzó a manejar el negocio desde la cárcel”.
“Utilizaba a Carlos Torres a través de las visitas para dar órdenes directas sin usar el teléfono. Lo llamaban ‘capo narco’ y desempeñó tareas de dirección, coordinación”.
“De acuerdo al informe de Prefectura de 2016, quedó probado que Bareiro —apodado Cacho, Cachito, Patrón— era el organizador que disponía de las personas y los medios para el acopio, traslado y venta de estupefacientes. Su poder de decisión trascendía la frontera, llegando hasta la República de Paraguay, donde se abastecía de la droga”.
“Bareiro tenía domicilio en el barrio Ibiray y un rancho precario en la zona de las islas Caá Verá, en territorio paraguayo. Todos los bienes que adquiría estaban a nombre de otras personas. Las pruebas permiten sostener su rol de organizador y las tareas de tráfico de los demás integrantes de la banda”.
“En el allanamiento realizado en abril de 2016 en la casa de Bareiro, se secuestró una lancha para facilitar el traslado por vía fluvial, cuatro motos. Se confiscó además armamento, municiones de otros calibres y una picana. Una radio BHF y cuatro celulares y un chip de la empresa de telefonía paraguaya Tigo, además de 13 mil dólares y 65 mil pesos, y una suma en guaraníes”. “Después, en el domicilio de Héctor Darío Falcón, se secuestraron otros motovehículos, ocho celulares y 202 tarjetas de débito, muchas de ellas relacionadas con la asignación universal por hijo y el plan progresar a nombre de diferentes personas”.
“En la casa de Juan Vicente Galeano se secuestró una camioneta Toyota Hilux, una motocicleta y unos 15 mil pesos. De la vivienda de Carlos Rodolfo Maciel confiscaron 630 mil pesos, que estaba ocultos en bolsas. En la casa de Martiniano Pérez se secuestró un Volkswagen Voyage que el 14 de febrero fue utilizado para llevar los 15 ladrillos de droga a la casa de Sergio Alfonso”.