Tiene nueve años y ayer sustrajo una moto. Lo agarraron cuando escapaba. En un bolsillo llevaba droga envuelta en un billete de dos pesos. Es el más chico de cuatro hermanos, todos con antecedentes criminales. Sus padres, enterados de la detención, no fueron a buscarlo.
Hay casos que no dejan de provocar asombro. Ayer, en la ciudad de Corrientes, un nene de apenas nueve años fue detenido por la Policía cuando escapaba con una motocicleta que robó unos pocos minutos antes. Y para sorpresa de los efectivos el menor no sólo había incurrido en el delito sino que también portaba cocaína pura. Habría dicho que la droga le “gusta” y no quiere dejar de consumirla, por eso necesitaba plata y la venta del vehículo sería un buen ingreso.
Cerca de las 3:45 del barrio Islas Malvinas el niño sustrajo una Econo Power 90 roja de la planta baja de un monoblock. La llevaba a empujones cuando a escasa distancia lo interceptaron los móviles 216 y 686 de Patrulla de la comisaría Séptima, Destacamento San Marcos, con policías abocados a tareas de prevención, según información recabada por diario época.
El precoz ladrón se dirigía en sentido al denominado barrio “La Chola”, adonde presuntamente quería concretar el cambio del rodado por dinero.
Hay sospechas de que habría “viejos” malvivientes que lo manipulan para cometer tales ilícitos.
Al ser requisado entre sus prendas de vestir hallaron un billete doblado en forma de “pelotita”, conteniendo la cocaína de la que ya sería un adicto.
Enterados de la detención, los padres del menor mostraron un claro desinterés hacia él. Hasta después del mediodía no se acercaron a la comisaría Séptima, mientras el “niño chorro” permanecía encerrado a disposición de las autoridades
judiciales que podrían determinar su traslado y alojamiento en el Centro de Contención de Menores, en la Unidad Penal 6 de San Cayetano.
La familia del chico siempre ha mantenido problemas de conducta y con la Ley. Sus tres hermanos, también varones, de 15, 20 y 24, resultaron múltiples veces apresados en su mayoría por casos de hurtos, arrebatos y agresiones callejeras. Está claro que todos tuvieron una infancia desprovista de límites.
De ellos, el más famoso es el adolescente de 15, alias “Cascotito”, cuyo apodo se lo ganó por las ocasiones que arrojó piedras a patrulleros en distintos procedimientos.