Tenía 43 años y el domingo, Día del Padre, salió de la casa a visitar un cementerio, según denunció su concubina. El miércoles lo hallaron sin vida entre la maleza en el acceso al barrio Pirayuí Nuevo. La autopsia reveló heridas de golpes y asfixia con las manos.
El domingo, Día del Padre, Ricardo Abraham “Pilón” Barrios salió temprano de su casa rumbo a un cementerio de la capital provincial. Pese a tener una motocicleta, optó por ir caminando para después “agarrar un remís”, según habría relatado su concubina ante la Policía. Desde ese momento, ella ni otro miembro de la familia supieron de él. Hasta que el miércoles a la tarde recibieron el aviso sobre el hallazgo de una persona sin vida e iguales características.
“Pilón”, un hombre con prontuario delictivo fue asesinado. La autopsia reveló que murió por golpes en la cabeza y asfixia manual: estrangulamiento.
Desde el momento de la identificación se dispararon muchas conjeturas. Entre todas, resalta la de un “presunto ajuste de cuentas”.
El pasado de Barrios, relacionado al mundillo del hampa, hace sospechar un crimen cometido por personajes de su ambiente.
Hasta ayer la Policía tenía varias pistas y la “casi certeza” de que el homicidio no ocurrió donde hallaron el cadáver.
Barrios, de 44 años, vivía en el barrio Quinta Ferré. Su pareja acudió en primera instancia a la comisaría Undécima a preguntar sobre posible información de paradero.
Luego, la denuncia por desaparición de persona generó una búsqueda en hospitales, comisarías y ganó las redes sociales.
A través de su hijo, la concubina de “Pilón” difundió una fotografía en Facebook.
“El marido de mi mamá está desaparecido desde el domingo a las 7 de la mañana aproximadamente, cuando salió para ir al cementerio. Desde ese momento no volvimos a saber de él. La denuncia por su desaparición ya se hizo y lo estamos buscando desesperadamente”, indicó el joven.
El escrito comenzó a ser viralizado el miércoles a la mañana.
Como si fuera una extraña casualidad, tal día, pero a la tarde, una llamada telefónica al número de emergencias 911 indicó a la Policía el sitio exacto donde estaba “un hombre muerto”.
El lugar es el descampado que rodea a la avenida José Ferrau, acceso al barrio Pirayuí Nuevo desde la Ruta Nacional 12.
A unos 10 metros de la calzada, y aproximadamente 200 de la carretera, el cuerpo de Barrios yacía sobre los pastos.
Autoridades de la comisaría Vigésima constataron el homicidio.
“Pilón” vestía pantalón de jean, campera e incluso llevaba un barbijo colocado. A simple vista tenía manchas de sangre en la cabeza y ese detalle hizo divulgar una versión errónea. Que lo habían herido a machetazos.
La autopsia realizada en el Instituto Médico Forense, dijeron fuentes del caso a época, arrojó como causal de muerte una asfixia por presión sobre el cuello. Supuestamente a Barrios lo estrangularon con las manos, aparte de asestarle golpes en la cabeza.
Las lesiones habrían sido cometidas por más de un atacante.
La data de muerte oscilaría en al menos 48 horas previas a ser encontrado.
En un bolsillo el hombre tenía su billetera con el Documento Nacional de Identidad.
Relevamientos del escenario apuntan a que no fue el espacio donde lo asesinaron, sino donde eligieron arrojarlo sin vida. Ello habría sucedido luego de transportarlo en un vehículo.
El domingo, Barrios habría dicho que iba al cementerio de Laguna Brava y al parecer nunca estuvo en ese predio.
En el caso interviene la División Homicidios dependiente de la Dirección de Investigación Criminal. En igual sentido trabaja la División de Investigaciones Metropolitana.
De acuerdo a fuentes policiales, en la actualidad Barrios tenía una causa penal abierta como imputado de su presunta participación en un robo. Por él existía un vigente pedido de detención.
El hecho que le endilgaron ocurrió en una droguería cercana al cruce de Ruta 12 y avenida Maipú, cerca de donde anteayer lo encontraron muerto. “Robo agravado por haberse cometido en poblado y en banda”, reza la carátula de la causa en la que interviene el Juzgado de Instrucción 4.
Mucho antes figuró como sospechoso de integrar la banda de maleantes que mató a balazos al sargento de Policía Eduardo Kasibrodiuk, en enero de 2010, durante el asalto a la firma Diarco.
Años después, en un juicio oral y público, Barrios logró la absolución ante falta de pruebas en su contra.
