Quien se haya enterado de las torturas que sufrió Lucio Dupuy no tiene dudas: la sentencia de muerte del nene llegó el 4 de noviembre de 2020, cuando la Justicia le otorgó la tenencia definitiva a su madre.
Lucio fue asesinado el 26 de noviembre de 2021. Además de Magdalena Espósito Valenti (25), quien lo había traído al mundo cinco años antes, por el crimen y abuso sexual del chiquito fue juzgada su pareja, Abigail Páez (28).
Tras 18 audiencias que se celebraron a puertas cerradas -por ser la víctima menor de edad y debatirse un delito contra la integridad sexual-, este jueves, alrededor del mediodía, el Tribunal de Santa Rosa resolverá si las acusadas son culpables o no. Luego, en un plazo no mayor a 15 días, se conocerá el monto de las penas, aunque la imputación prevé la prisión perpetua.
“Se le daba un correctivo cuando hacía cagadas”
Según la acusación, Espósito Valenti y Páez atacaron “en forma conjunta” a Lucio entre las 17.30 y las 19.40 en la casa en la que vivían en la capital de La Pampa. La autopsia determinó que el cuerpo tenía politraumatismos por golpes, mordeduras y quemaduras, de vieja y reciente data”, y que el deceso se produjo debido una hemorragia interna.
Durante dos horas y 10 minutos, a Lucio le pegaron hasta matarlo.
El calvario del nene, sin embargo, duró mucho más: exactamente un año, desde que la jueza Ana Clara Pérez Ballester homologó el acuerdo que les quitó la tutela a los tíos y abuelos, forzando al chiquito a vivir en la casa donde dos mujeres descargaban día a día un espiral de violencia contra él.
Lucio en su corta vida estuvo un año y medio con sus padres biológicos, dos años bajo la tutela de sus tíos paternos y un año y medio en el hogar de su madre y la novia
“Se le daba un correctivo cuando hacía cagadas”, declaró Abigail Páez durante el juicio. Durante la investigación se constató que Lucio había ingresado en distintos centros de salud de la Pampa al menos cinco veces entre diciembre de 2020 y marzo de 2021. En la última visita se le diagnosticó una deformidad en un dedo a raíz de una fractura ósea: alguien le había tirado el dedo para atrás hasta quebrárselo.
En los meses siguientes al crimen circularon varias imágenes donde se veía al nene con la mano enyesada y otras heridas. Pese a los reiterados tormentos que le hacían pasar, Lucio siempre sonreía. Y con una mano ocupada por una férula, utilizaba la otra para abrazar a sus victimarias.
Según la fiscalía, y en consonancia con el testimonio del abuelo, Ramón Dupuy, las pericias que se realizaron sobre los teléfonos celulares de las acusadas arrojaron “mensajes escalofriantes de castigos inhumanos a los que era sometido el niño”.
Los “correctivos” de los que hablaba Páez eran, en realidad, “falta de comida, hacerlo pasar frío, penitencias interminables contra una pared, golpes de puño en la panza que le provocaban vómitos continuos, golpes en la cara que le provocaron lesiones visibles, amenazas respecto de que no podía contar a nadie lo que vivía si no sería peor, no mandarlo al jardín por dos motivos: primero para que no vieran las maestras sus lesiones y segundo como forma de endilgarle castigo, ya que disfrutaba ir al jardín”.
Además, a Lucio “lo dejaban horas debajo de la lluvia, desnudo y a la intemperie”. Lo hacían pasar hambre y lo golpeaban. Lo mordían y quemaban con cigarrillos. Y también lo violaban.
Pese a que las consultas médicas se repetían una y otra vez, a ningún profesional de la salud le llamó la atención las permanentes lesiones. Nunca hubo una denuncia en ese sentido. Las autoridades del jardín de infantes al que asistía el nene tampoco reportaron nada.
“Le di varias pataditas en la cola”: la versión de una de las acusadas sobre el crimen de Lucio Dupuy
“Cuando llegué a la casa, lo vi a Lucio que se estaba mandando un moco. No importa qué, porque no viene al caso. Entonces lo tomé del brazo y le pegué varias pataditas en la cola. Fue todo muy rápido, no sé. Le pegué y no medí dónde la verdad, ni sé por qué tampoco”, relató Báez al ser indagada en el juicio sobre las dos horas y 10 minutos de tormentos que precipitaron la muerte.
Y continuó: “Sé que lo lastimé. Me di cuenta en el momento e intenté remediarlo. Luego, lo alcé y lo llevé a la ducha porque pensé que iba a reaccionar. Él estaba consciente todavía. Se bañó parado y me intentaba hablar, como para decir algo, pero no le salían las palabras”.
Lucio ingresó sin signos vitales a la guardia del Hospital Evita de Santa Rosa la noche del 26 de noviembre de 2021. Lo atendió el médico de guardia, Hugo Daniel Argüello, que a las 21.45 certificó la muerte.
En sus últimas palabras antes del cierre del juicio, Espósito Valenti declaró: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque padre le queda grande. A él se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. En todo momento él (Cristian Dupuy) se desentendió de la criatura”.
También remarcó que aquel 26 de noviembre ella se fue a trabajar y dejó a Lucio en su casa “con vida”. Sin embargo, tanto sus movimientos como los de su pareja quedaron registrados en la cámara de seguridad de una vecina.
Los minutos finales de Lucio Dupuy
A las 17.32, Lucio llegó del jardín en la moto con Páez. A las 19.40, Páez lleva a Espósito a su trabajo y regresa a las 20.49. Durante más de una hora, el nene quedó solo y, a las 21.26 horas, Páez salió con él en brazos rumbo al hospital.
Los chats que forman parte de la causa revelan las vejaciones que sufría la víctima. “¿Cómo le pegaste? ¿Ya van dos veces que vomita? Que no se te vaya la mano que nos vamos a mandar una cagada”, le escribió a Abigail.
La imputación sobre las acusadas es la siguiente: “Abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización, con acceso carnal vía anal con un objeto; agravado por haber sido cometido por la ascendiente; con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”.
Mario Aguerrido, abogado de la querella, reclamó agregar el “odio de género” -o, en otras palabras, que a Lucio lo mataron por ser varón- como agravante, aunque la fiscalía lo rechazó. De una u otra manera, la condena en expectativa es la misma: prisión perpetua.
Todas las veces que Lucio Dupuy recibió atención médica por golpes y lesiones
El 15 de diciembre de 2020, el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) atendió al nene por “traumatismos de miembro superior”.
Ese mismo día ingresó en la guardia del hospital Evita por una “fractura expuesta en dedo de la mano”.
Tres días más tarde, el 18 de diciembre de 2020, Lucio ingresó en la guardia del hospital Lucio Molas debido a una “fractura a nivel de la muñeca y de la mano”.
El 22 de enero de 2021, recibió un nuevo diagnóstico del Centro de Salud Río Atuel por “traumatismos en el miembro superior”.
Diez días después, el 1 de febrero de 2021, volvió a ingresar en la guardia del hospital Evita por un “traumatismo/herida de región no especificada del cuerpo”.
El 23 de marzo de 2021, Lucio fue atendido nuevamente en la guardia del hospital Evita. Ese día le diagnosticaron una deformidad en el dedo a raíz de una fractura en la falange distal.