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Nena fingió un secuestro y generó gran revuelo en Curuzú Cuatiá

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Crédito: 5711

La adolescente estuvo horas ausente. Sus padres la buscaron en forma desesperada. Al ser hallada dijo que un hombre la metió a un auto, amenazó y lastimó. Todo fue mentira.

 

La mentira de una adolescente de 15 años, quien dijo ser secuestrada en la ciudad de Curuzú Cuatiá, generó un amplio revuelo e intensos trabajos de investigación de parte de la Policía que, a la postre, permitieron saber que se trataba de una denuncia falsa. Tras el grandilocuente relato de un secuestro los encargados de la pesquisa pudieron obtener evidencia importante, con la cual provocaron que la menor finalmente decidiera contar la verdad y echar por tierra un caso que empezaba a preocupar a propios y extraños.


Todo comenzó cuando los padres de la jovencita se vieron sobresaltados por la tardanza y extraña desaparición de su hija que había concurrido a un establecimiento escolar para rendir un examen.


Desesperados, los familiares llamaron al teléfono celular de la chica. Pero el aparato de comunicación estaba apagado y entonces empezaron a buscarla. Preguntaron entre conocidos y luego de unas cinco horas de no saber nada de ella pudieron ubicarla en la parte superior de un complejo de departamentos. Fue gracias a que la menor entonces había encendido el celular y contó dónde estaba, según información conocida por época.


Una vez delante de sus progenitores la jovencita dio fundamentos a una versión de secuestro. En ese sentido adujo que a la salida del colegio al cual concurrió se le aproximó un hombre, quien bajo amenazas la hizo ingresar a un automóvil y la condujo a través de distintas cuadras hasta llevarla a una propiedad de la zona céntrica.


Entre otros detalles la adolescente aseveró que el sujeto tenía planes de llevarla a Buenos Aires. Y durante el lapso que la mantuvo cautiva le ocasionó raspones en una pierna.


Tamaño relato llevó a que la fuerza de seguridad iniciara la investigación sobre una supuesta privación ilegítima de la libertad. En principio, con características del presunto secuestrador y del automóvil las autoridades iniciaron los procedimientos correspondientes. Búsqueda del sospechoso y vehículo, que incluyó alerta a dependencias de la zona.


Sin embargo, algunas incongruencias en los dichos de la jovencita hicieron dudar a los efectivos. Poco a poco el arduo trabajo policial permitió esclarecer el caso y dejar de lado la teoría de un rapto.


La obtención de una serie de imágenes de cámaras de seguridad sirvió para demostrar, en buena parte, que las afirmaciones de la menor no eran ciertas.

 

Un tanto presionada la protagonista de la historia reveló que todo fue un invento suyo, aduciendo cuestiones personales y familiares. No hubo secuestrador. Tampoco automóvil. Y las lesiones que presentaba en una pierna fueron causadas por ella, al parecer con el uso de un alambre.


En ningún momento la menor mantuvo contacto con una segunda persona. Un rato divagó sola en la calle hasta ingresar al edificio donde la hallaron al cabo de unas horas. Pese a la alarma inicial el hecho, quizá encuadrado como “una travesura”, tuvo un buen final.

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