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Recibió el alta la nena quemada al tocar un poste con electricidad

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Crédito: 14673

La pe­que­ña Zai­ra, ayer en el día de su cum­ple­a­ños nú­me­ro dos, re­ci­bió el al­ta mé­di­ca. En una vi­vien­da del ba­rrio Es­pe­ran­za la es­pe­ra­ba su fa­mi­lia.


Kia­ra, su her­ma­ni­ta de 6 años, y su pri­mo de 8 es­tu­vie­ron en el mo­men­to del in­ci­den­te y fue­ron los pri­me­ros en re­ci­bir­la con un fuer­te y cá­li­do abra­zo.


“E­lla te­nía su ca­ri­ta ne­gra”, con­tó tí­mi­da­men­te Kia­ra a épo­ca. “Es­ta­mos re­ci­bien­do sus dos añi­tos en ca­sa, su evo­lu­ción es len­ta. Hay mu­chos cui­da­dos que hay que te­ner pa­ra que no se in­fec­te su que­ma­du­ra”, di­jo por su par­te Zu­le­ma, abue­la de la pe­que­ña.


Zai­ra jun­to a su her­ma­ni­ta y su ma­má vi­ven en una hu­mil­de vi­vien­da, “nos di­je­ron que nos iba a vi­si­tar una asis­ten­te so­cial pa­ra ver en qué con­di­cio­nes es­tá. Es una si­tua­ción de­li­ca­da de sa­lud de la ne­na y tie­ne que te­ner las con­di­cio­nes mí­ni­mas pa­ra vi­vir dig­na­men­te”, ase­gu­ró la abue­la. “No pue­de es­tar en el sol y le re­ce­ta­ron cre­mas y una ven­da es­pe­cial. Los mé­di­cos se­ña­la­ron que de a po­co se le irá re­cons­tru­yen­do la piel. Una de sus ma­ni­tos tie­ne muy mal, por lo que si­gue pro­te­gi­da”, di­jo su ma­má.

 

Ayu­da

 

La fa­mi­lia so­li­ci­tó que to­da aque­lla per­so­na que pue­da co­la­bo­rar con pa­ña­les, pro­tec­tor so­lar 65 y las ven­das es­pe­cia­les que ne­ce­si­ta Zai­ra, se­rán bien re­ci­bi­dos.

 

Pue­den co­mu­ni­car­se al 3794-­935444. Ca­be re­cor­dar, co­mo épo­ca pu­bli­có en su edi­ción del 30 de abril úl­ti­mo, la ma­dre de la pe­que­ña su­frió vio­len­cia de gé­ne­ro en Itu­zain­gó me­ses atrás, por lo que aún no con­si­gue tra­ba­jo pa­ra po­der pa­gar los gas­tos que im­pli­ca la re­cu­pe­ra­ción de Zai­ra.

 

El ca­so

 

La ni­ña es­tu­vo in­ter­na­da en el Hos­pi­tal Pe­diá­tri­co ocho dí­as, tras su­frir una fuer­te des­car­ga eléc­tri­ca al to­car un pi­lar de elec­tri­ci­dad que le pro­vo­có se­rias que­ma­du­ras en su ros­tro y am­bas ma­nos.

Ha­bía to­ca­do un pi­lar con elec­tri­ci­dad que no te­nía la ta­pa y los ca­bles es­ta­ban al “ai­re”. Hoy esa co­lum­na ya fue re­pa­ra­da por la Di­rec­ción Pro­vin­cial de Ener­gí­a.

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