Rodrigo S., de 15 años, hace cinco días recibió el alta médica y se encuentra en recuperación en el domicilio de un familiar, ubicado en el barrio Ponce de Capital.
El muchacho, oriundo de la localidad de San Roque, llegó al Hospital Pediátrico el pasado 27 de febrero tras sufrir una feroz golpiza por, al menos, cinco jóvenes. Las lesiones lo dejaron en coma.
“Ayer (por el lunes) comenzó a hablar, responde lento y está atento a nuestras conversaciones”, contó Rosa, tía del joven, quien recibió a época en su humilde pero cálida vivienda.
En una habitación estaba dormido Rodrigo y al costado la sonda, “es que no aguanta tenerla y es una pelea constante. Todavía no come por sí solo. El alimento que recibe es todo líquido”, explicó Rosa.
Están a la espera de contar con un turno médico y realizarle el estudio de deglución así podrán saber si puede ingerir alimentos, “de lo contrario podría llegar a los pulmones y su cuadro se complicaría”.
Cabe recordar, como época informó en la edición del 22 de abril, que le dieron el alta “para evitar que se contagie de alguna enfermedad respiratoria porque sus defensas están bajas”.
En cuanto a la movilidad, sólo lo hace en brazo y pierna del lado derecho. “Está recuperándose muy lentamente. Los médicos nos dijeron que la rehabilitación tardaría un año y medio, y cuando le comentamos que dijo algunas palabras ellos mismos se vieron sorprendidos por la evolución”, explicó su mamá Catalina.
Justamente, con su progenitora estaba Rodrigo cuando, en medio de una oración, balbuceó un “si”.
“Quedé sin palabras cuando lo escuché. Somos muy religiosos y sé que el va a ser el mismo que era antes. Sólo con fe se puede lograr eso”, destacó la madre.
El sanroqueño debe trasladarse tres veces en la semana para su control médico de fonoaudiología y kinesiología, “necesitamos una ayuda para el transporte porque los costos son altos. El remis desde el barrio al Pediátrico nos cobra 160 pesos y tres veces en la semana es mucho”, se lamentó Rosa.
Ambas, madre y tía, trabajan como empleadas domésticas y el sueldo apenas alcanza, comentaron.
Visitas
Durante el fin de semana recibió la compañía de familiares y amigos que llegaron desde San Roque, al saber que ya estaba fuera del hospital.
“El no reconoce a todos, de a poco le vamos contando quiénes son cuando lo visitan”, dijo Catalina quien se mostró contenta al saber el cariño que su hijo recibe de sus amigos.
Los familiares aprovecharon la presencia de dos amigos para saber qué ocurrió esa noche que el adolescente recibió la paliza.
“Les preguntamos que sabían ellos y no se explican por qué Rodrigo salió de una casa donde iba a pasar la noche y decidió ir para el centro. Los amigos no entienden qué ocurrió. Tampoco se imaginaban verlo tan mal”, comentaron.
Al cumplirse 60 días de la brutal paliza, de haber estado en coma y con más de 30 puntos en la cabeza tras una importante operación, Rodrigo evoluciona lento y las esperanzas de sus familiares y amigos de volver a verlo activo son cada vez más fuertes.
Por otra parte anhelan que se haga justicia, que se esclarezca el hecho, que estén presos los culpables pero, por sobre todo, esperan que día a día el joven amanezca con una sonrisa.
Aquel 27 de febrero en San Roque
Rodrigo S. junto a un amigo, Joaquín de 14, salieron en la madrugada al centro de la ciudad mientras se desataba una fuerte lluvia.
Familiares contaron a época que ambos jóvenes, cerca de las 1, fueron desde el barrio Urquiza a llevar una bicicleta hasta la casa del adolescente en Costanera. En el trayecto habrían cruzado insultos con un grupo de muchachos que disfrutaban de unas bebidas en la esquina de Montenegro y Reguera (en la gráfica un tío señala el lugar).
Los adolescentes decidieron regresar con una boleadora y una cadena forrada con manguera, elementos que fueron secuestrados por la Policía junto al cuerpo inconsciente de Rodrigo.
De los insultos, por ser “villeros o negros de la orilla” pasaron a los golpes. Joaquín recibió garrotazos en la zona de la pierna pero logró zafar del grupo y fue a pedir ayuda. Rodrigo debió enfrentarse solo a los siete muchachos, de entre 17 y 28 años.
El chico fue hallado por los uniformados cerca de las 2:30. “Rodrigo estaba tirado boca arriba con profundas heridas en la cabeza, emanaba mucha sangre. En el lugar ya no estaban los supuestos agresores”, apuntó una voz oficial.
Por el caso continúan cinco personas detenidas. (Época)