Mientras el jefe de Estado no tiene mucho que mostrar de su primer mandato y aspira a poder polarizar otra vez con Cristina para desviar la atención de la gestión, el peronismo se hunde una vez más en sus divisiones internas.
A un año de las elecciones generales que comenzarán a definir la vida de los argentinos hasta 2023, oficialismo y oposición enfrentan sus propios fantasmas para poder imponerse en las Presidenciales.
El 27 de octubre de 2019, exactamente dentro de un año, las urnas protagonizarán el primer acto de una disputa que, se da prácticamente por descontado, recién se definirá en el balotaje.
Mauricio Macri y Cristina Kirchner serán los actores principales de la contienda. El Presidente eligió Wall Street como escenario para oficializar su intención de buscar la reelección, en cambio Cristina nada dijo por el momento de la posibilidad de ser candidata. Sin embargo, lo termine siendo o no, para muchos analistas "es la dueña" de los votos de una gran parte de la población, por lo que su posición será clave en la contienda.
El principal rival para Macri será la coyuntura económica. El Presidente buscará la reelección no sólo sin haber cumplido ninguna de sus promesas de campaña sino habiendo hecho en sus primeros cuatro años de gobierno exactamente lo contrario.
El año 2018 cerrará con la inflación más alta desde la híper y al fin del mandato de Macri el diciembre del próximo año -en caso de cumplirse las previsiones incluidas en el Presupuesto 2019- habrá alcanzado el 217%. Muy lejos quedó la confianza que había demostrado Macri en campaña cuando decía que bajar la inflación era lo más sencillo que iba que tener que hacer en tanto presidente. "La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar" se había animado a decir.
No eliminó Ganancias como prometió, por el contrario hoy tributan ese impuesto el doble de los trabajadores que lo hacían cuando llegó al gobierno. El salario real y las jublaciones cayeron, la lluvia de inversiones que prometió apenas fue inversión especulativa que implicó que el país se endeudara en más de 100 mil millones de dólares para poder pagar la bicicleta financiera y posterior fuga de divisas. Al llegar a la Casa Rosada el ratio deuda/PBI era de cerca del 40%, al final de su mandato se prevé llegará al 100%. No creó trabajo de calidad tal como prometió sino que por el contrario se expandió la precariedad laboral y perdieron casi 80 mil puestos de trabajo industriales. En el mejor de los casos dejará un índice de pobreza similar al que encontró en diciembre de 2015 pero en un escenario de profunda recesión y gran endeudamiento externo.
Sin mucho para mostrar, la gran apuesta de Macri pasará, una vez más, por la polarización con Cristina, desviar el debate de lo meramente programático para intentar centrar el foco de atención en las múltiples causas judiciales que enfrenta la ex mandataria y muchos de sus ex funcionarios.
En otro escenario muy distinto llega Cristina. Es por lejos la peronista con mejor intención de voto. Tiene un alto caudal de votos "cautivos" en torno al 30% sin embargo adolece de férreo techo, muy cercano a ese 30% que prácticamente no puede quebrar. Su imagen negativa es muy alta.
La ex mandataria enfrenta el duro desafío de encolumnar detrás de su figura al más que atomizado peronismo. Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto ya se anotaron en la carrera presidencial y buscan un amplio consenso con Cristina como límite. A ellos se suman Juan Manzur y Sergio Uñac.
Felipe Solá, por su parte, intenta erigirse en el hombre capaz de articular sectores tan antagónicos del peronismo. Daniel Scioli quiere ocupar ese lugar una vez más. Y Agustín Rossi es hasta el momento el único que se candidateó en el marco del kirchnerismo más duro aunque sin cerrarle las puertas a nadie.
Además en un escenario de grave crisis económica no falta quien nombre a Roberto Lavagna como el hombre indicado para tomar el timón en medio de la tormenta.
A tono con una tendencia que viene registrándose en las elecciones en distintas partes del mundo algunas consultoras que comenzaron a medir a los "outsiders" de la política como Marcelo Tinelli, el neurólogo Facundo Manes y el economista ultraortodoxo José Luis Espert.
Aunque ya trascendió el calendario del próximo año, la Dirección Nacional Electoral recién lo oficializará luego de que Macri firme el decreto convocando oficialmente a las elecciones. De cumplirse con las fechas previstas, dentro de exactamente 1 año las escuelas abrirán sus puertas el domingo a las 8 de la mañana para que los millones de argentinos habilitados puedan emitir y comenzar a definir los siguientes 4 años del país.
Pero antes queda por venir todavía la gran danza de los nombres y el tira y afloje del PJ que, ya se anticipa, será para alquilar balcones.