La intención de la ministra de Salud, Mariel Crespo, de cobrar la atención de pacientes paraguayos en dependencias de salud pública en la provincia disparó fuertes reacciones (favorables y desfavorables), pero además estuvo a punto de un incidente internacional que obligó al gobernador Domingo Peppo a presentar explicaciones ante el canciller paraguayo en la II reunión de gobernadores de la Frontera Común negando que cualquier intención de cobro.
El caso no se transformó en un incidente internacional porque las condiciones climáticas impidieron la presencia de los presidentes Mauricio Macri y Horacio Cartes en Encarnación donde tuvo lugar el encuentro. Las aclaraciones en la pretensión de desmentida que hizo Crespo, las hubieran tenido que hacer el presidente de la Nación si hubiera aterrizado en territorio paraguayo.
Pero a partir de eso, se disparó un debate que terminó encuadrando la iniciativa chaqueña en políticas ligadas a la xenofobia y la discriminación, alimentadas por otras expresiones similares del senador nacional, Miguel Pichetto y claro, imbuido todo en la campaña presidencial norteamericana en la que el candidato que fue electo finalmente, Donald Trump, abiertamente exigió compensaciones similares a las que pide Crespo a sus vecinos mexicanos.
Todas las voces en la Argentina esperaban el triunfo de Hillary Clinton en las eleciones norteamericanas. El presidente Mauricio Macri y su canciller, Susana Malcorra, fueron explícitos. El resto, simplemente porque se dejaron guiar por los medios, las encuestas, la indiferencia o el desconocimiento. Pero casi todo el mundo terminó sorprendido, Trump es el presidente electo y sus propuestas que habían horrorizado al mundo, ahora en el poder, comienzan a naturalizarse.
Probablemente porque no hay remedio.
Apenas unos meses atrás, el gobernador Domingo Peppo, recibió la visita de Pedro Alliana, el gobernador del Departamento de Ñeembucú, el territorio paraguayo que tiene “frontera común” con el Chaco, pero que no tiene unión física. Fue en abril y el mandatario local le pidió una gestión para una entrevista privada con el presidente Cartés.
Las crónicas de la época recuerdan que la comitiva paraguaya -que incluyó también al cónsul de Paraguay en Chaco Ricardo Torres- visitó la provincia para inaugurar el albergue Virgen de Caa Cupé, dependiente de la Casa Paraguaya de Resistencia, que funcionará para alojar a ciudadanos del vecino país que concurran al Chaco para ser atendidos en el hospital Perrando.
El albergue se encuentra ubicado en cercanías del hospital y el cónsul apuntó en esa oportunidad que serviría para alojar “no solo a paraguayos, sino también a chaqueños del interior. Cuando el albergue Teresa de Calcuta esté colapsado, esta nueva casa alojará también a los ciudadanos del interior de la provincia; estamos muy felices con esta inauguración ya que brindará comodidad a la gente más humilde que no puede afrontar el gasto de un hotel o alojamiento”.
Parece difícil que la ministra no sintonice una política de gobierno que marcha directamente contra su pretensión de hacer poner dinero a Paraguay por la atención de sus ciudadanos en el Chaco. Claro que esto coloca al gobierno provincial entero en la línea que inauguraron algunos de los operadores de prensa del gobierno nacional cuando denunciaron el gasto que representan en las universidades públicas los estudiantes extranjeros que vienen a educarse gratis en la Argentina.
O senador pro oficialista del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto que se pregunta en televisión ¿Cuánta miseria puede aguantar Argentina recibiendo inmigrantes pobres? La Argentina tiene que controlar, el problema es la cultura igualitaria en el país que habilitó el ajuste social de Bolivia y al ajuste delictivo de Perú. Perú resolvió su problema de seguridad y transfirió a todo el esquema narcotraficante: las principales villas de la Argentina están tomadas por peruanos. La Argentina incorpora toda esta resaca”.
¿Qué distancia hay entre esto y pedirle a Paraguay o Bolivia que paguen el muro?
Pero si alarma que la dirigencia –incluso antes del triunfo de Trump- suelte la lengua en estos términos, lo que ocurre en el debate social hacia abajo es aún más revelador. Los prejuicios –o el juzgamiento sin posibilidades de defensa- ya son abiertos, las redes sociales están llenas de aprobación hacia este tipo de posturas.
Es justamente la veta que encontró Donald Trump para triunfar en Estados Unidos. Hace falta alguna otra evidencia para entender agitar estos temas de la forma en la que se está haciendo es multiplicar.
Tanto se ha repetido que ya hay gente que lo cree. A los aborígenes no les gusta trabajar, se escucha en los vecindarios en los que hay comunidades originarias. La provincia de Corrientes por ley ha adoptado el idioma guaraní como lengua oficial, pero ¿dónde están las comunidades aborígenes en esa provincia?
En ese caldo de cultivo hay dirigentes que pescan. “El trasfondo del fenómeno de Trump es ver el respaldo extraordinario entre los trabajadores industriales blancos norteamericanos”, analizó Jorge Castro, un especialista en temas internacionales antes de las elecciones en Estados Unidos anticipando la derrota de Hillary Clinton.
El elitismo, lo que el nuevo gobierno disfraza de “meritocracia” viene en ascenso sin fijarse en su paso si en esa carrera todos los que están en la línea de largada están en las mismas condiciones. Pero el Estado, que debe ser el garante de esa igualdad, ahora la reniega de una de sus funciones primordiales.
La pretensión de la Universidad Nacional del Nordeste de arancelar una carrera de grado constituye también un paso adelante en este retroceso. La medida no se concretó por la indignación que causó la noticia. Pero la universidad pública no dejará de cobrar, directamente no pondrá en marcha la Licenciatura en Turismo por falta de recursos.
El coro de operadores del nuevo modelo no prestaron atención en la denuncia del Consejo Superior de la UNNE que fue marginada de una mejor distribución del presupuesto nacional que elabora el gobierno de Mauricio Macri. Apenas mira que los que podían pagar la módica suma de 1000 pesos por mes, en lo que resta de 2016 y 1300 pesos durante el 2017, ahora no podrán cursar de manera presencial la licenciatura para poder culminar sus estudios.
Absurdas comparaciones con el costo de carreras a distancia on line (tanto nacional e internacional) les sirven para afirmar que el arancelamiento que impulsó la Facultad de Artes y Diseño que dirige el hermano de la rectora, Delfina Veiravé, era una bicoca imposible de desaprovechar.
