Continúa el escándalo entre la clase política encargada de dirigir los destinos de la Provincia, por los miserables sueldos que se le abonan a gran parte de la infantería policial, a la postre la que mayormente va “al frente” a la hora de los bifes contra la delincuencia. Léase plana mayor de suboficiales y el batallón de sargentos y cabos correntinos que cada treinta días, reciben salarios que están por debajo de la línea de pobreza $12.500 y apenas $2.500 promedio por encima de la indigencia $5.000.
Hay escándalo por partes iguales. De aquellos que se horrorizan ante esta “novedad” y se paran en la vereda de enfrente para solidarizarse con los hombres de borceguíes opacos, porque la moneda no alcanza ni para la pomada lustra botas. Hay escándalo también en la vereda oficial donde insisten en la previsibilidad y buena etiqueta financiera de la provincia, cuando tienen como claro ejemplo contrario a sus uniformados con ropas mal lavadas y arrugadas, porque la boleta de luz se lleva gran parte de estas miserables liquidaciones.
Escandalo va, escandalo viene. Mientras tantos los pobres policías no tienen voz ni para el reclamo, porque están entrampados en un sistema que les impide sindicalizarse y una legislación interna que, en caso de protestar, los pone en un camino derechito al calabozo. Por insurrectos. Como alguna vez se los acusó, cuando solamente buscaban un bienestar propio y para sus familias.
Ahora todo el mundo se “preocupa” por los bajos sueldos de la Policía y surgen informes elaborados por algunos iluminados legisladores, confirmando los datos suministrados por los salarios de las fuerzas policiales. Cuando precisamente estos efectivos, a la postre fundamentalmente seres humanos que trabajan, necesitan algo más que un pedido de informe.
Es lacerante que, en la categoría suboficiales, todos se encuentren por debajo de la Canasta Básica Total que alcanza en la actualidad a los $12.489, según la valoración del Instituto de Estadística y Censos (INDEC).
Por ello, gran parte de los integrantes de la Policía de Corrientes, están encuadrados bajo la línea de pobreza. Una realidad que golpea al gobierno de Ricardo Colombi, que hoy comienza a pagar los sueldos más bajos del país, algo que ya es imposible de ocultar.
