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Política

Clima en la Casa Rosada: más bronca que tristeza y la convicción de que volverán en 4 años

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En la Casa Rosada ya se siente el clima de despedida de la actual administración. Por los pasillos es posible ver a funcionarios de segundas o terceras líneas que hace sólo cuatro años atrás con sorpresa y alegría desembarcaron en la en el Gobierno Nacional, y que hoy dejan traslucir incertidumbre.

 

 

Los sentimientos que transmiten son diversos. Algunos preparan la retirada con “tristeza” y muchos más con “bronca” por lo que consideran un proyecto que al menos, se encuentra interrumpido. Para algunos inclusive es un proceso que apenas empiezan a internalizar.

 

 

Más de uno recién ahora está pensando en otros horizontes laborales en parte, dicen, porque interpretaban como una suerte de “traición” buscar alternativas antes de conocerse el resultado de las urnas y otros porque tal vez simplemente no llegaron todavía a digerir la derrota electoral.

 

 

Lo que suele suceder en las transiciones entre gobiernos es que las segundas y terceras líneas son las que quedan libradas a su suerte, en una muestra de la inestabilidad y falta de continuidad que caracteriza a la burocracia argentina y que es, según muestran numerosos estudios, uno de los elementos centrales de la pobre eficiencia del aparato estatal.

 

 

Sucedió con la anterior administración ya que la salida del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner dejó a muchos empleados (secretarias, asistentes, empleados administrativos, técnicos) sin un destino cierto, aunque la administración de Mauricio Macriles dio acogida a muchos de ellos.

 

 

Esto le granjeó la crítica de dirigentes de Cambiemos, ya que algunos interpretaron que la renovación de los contratos de quienes venían de la administración “kirchnerista” no fue un acto de bondad o de planificación estratégica, sino falta de conocimiento sobre el funcionamiento de la gestión nacional y carencia de planes.

 

 

Más de un empleado de línea no la pasó bien durante el gobierno de Cristina, según comentaron en estricto off the record en su momento. Por esta razón, y sin ser macristas, recibieron con expectativa el giro de gobierno.

 

 

Sin embargo, a punto de culminar la gestión de Cambiemos, es común recoger la misma sensación de frustración de una línea profesional que se sintió, en el mejor de los casos, “ignorada”, cuando no “maltratada”, comentan en la Casa Rosada.

 

 

Volveremos

 


En cuanto a la conducción política de Juntos por el Cambio, los ánimos están divididos. De la conversación con los funcionarios es posible identificar dos grupos. Uno, el más fanático del proyecto, que cree que “si teníamos una semana más y un par de actos en plazas llegábamos al balotaje”. Se los asocia con el jefe de Gabinete Marcos Peña y el secretario de Presidencia, Fernando De Andreis.

 

 

Esta fracción está convencida que “en cuatro años volvemos”, porque creen que “la gente se dará cuenda del error que cometió en las últimas elecciones” .Y llegan a hacer acusaciones en privado como que “la falta de compromiso de María Eugenia Vidal impidió que llegáramos a la segunda vuelta”, opinión que es terminantemente desmentida desde el entorno de la gobernadora bonaerense.

 

 

Esta línea de pensamiento y, a la que más adhiere el propio Macri, es la que consideró que bien “se perdió la elección “de todas maneras “se ganó” (sic) es decir argumentan que se hizo una muy buena elección a pesar de la mala situación económica, reconociendo recién ahora que la economía sí pesa en el votante. Sostienen, incluso que si volviesen atrás “haríamos lo mismo” con la convicción de que el gobierno no cometió errores sino que el contexto no “ayudo”.

 

 

Son los que consideran que “gracias a la idea de Marcos Peña de tomar contacto con la gente” mejoraron la mala performance de las PASO (olvidándose de que la idea del jefe de Gabinete que los llevó a la paliza electoral de la primarias).

 

 

Aunque algunos sostienen que los ideólogos de las 30 Plazas fueron el diputado Mario Negri y Hernán Lombardi. Este sector ahora es el que motoriza la Plaza de la Despedida del 7 de Diciembre y aspiran a que sea multitudinaria, para también poder esgrimir que tanto Macri como Alberto tienen poder de convocatoria.

 

 

Despedida

 


Por otra parte, existe un segmento del oficialismo que reconoce la derrota, acepta errores y pone el énfasis en llevar adelante “una oposición responsable y constructiva”. En esta línea se identificarían el ala radical, Rogelio Frigerio y Hernán Lacunza, entre otros.

 

 

Un indicador de esta división fue el informe de gestión realizado por la jefatura de Gabinete, que brillaba por la falta de autocrítica, y que generó malestar incluso en algunos despachos oficiales por considerarlo como mínimo “inoportuno”.

 

 

En tanto, el presidente Macri ya comenzó su despedida con una serie de encuentros con sus ministros, dirigentes de la coalición, legisladores, entre otros, en los que realizan una suerte de balance de gestión.

 

 

En los primeros días de diciembre realizará un encuentro con el periodismo en el que presentará los resultados de su gestión y brindará una conferencia de prensa. Posteriormente se tomará un tiempo para descansar pero, anticipan, seguirá activo en política liderando la oposición.

 

 

Precisamente esta aspiración – la de ser la cabeza de la oposición – es uno de los temas que más se está discutiendo de manera subterránea en la coalición que ahora deja el gobierno.

 

 

En las filas de Cambiemos conviven sectores que creen que Macri debe dar un paso al costado y dejar el rol a Horacio Rodríguez Larreta, el único dentro de la agrupación que puede mostrar un contundente éxito electoral en un territorio importante como es la Ciudad de Buenos Aires. Es más, se sostienen que “Horacio Rodríguez Larreta deberá abandonar su rol conciliador y levantar el perfil crítico ante los eventuales errores del próximo gobierno del Frente de Todos”.

 

Buscando empleo

 


De los numerosos colaboradores que tiene Macri el único que tiene asegurada la continuidad a su lado es su histórico vocero, Iván Pavlovsky, que acompaña al ingeniero desde hace más de veinticinco años.

 

Está claro que si Macri aspira a liderar la oposición deberá también dar una batalla en los medios, en momentos en que sabe que el presidente entrante Alberto Fernández no ahorrará críticas a la “desastrosa herencia” que recibe – a diferencia de lo que hizo Cambiemos por sugerencia del consultor Durán Barba y del jefe de Gabinete, Marcos Peña-. Y es conocida la habilidad de Fernández en su trato con la prensa.

 

 

La saliente gobernadora de la provincia de Buenos Aires tiene previsto crear una fundación vinculada a lo social. Y “María Eugenia (Vidal) se dedicará a hacer política recorriendo no sólo la provincia de Buenos Aires, sino todo el país”, afirman en su entorno.

 

 

En cuanto al destino del jefe de los ministros, en la Casa Rosada trascendió que Peña viajaría unos seis meses, becado para estudiar en los Estados Unidos. A su regreso, ocuparía un escritorio en las oficinas de Cambiemos en la calle Balcarce, a 400 metros de la casa de Gobierno.

 

 

Fernando de Andreis, actual Secretario General de la Presidencia, por su parte tendría previsto, según se comenta, dedicarse a la actividad privada atendiendo sus campos y negocios familiares.

 

 

Rogelio Frigerio, ministro del Interior, se encuentra trabajando en la transición hacia el nuevo gobierno, según comentan sus allegados, con la intención de dejar “todo ordenado” y facilitar el cambio de autoridades. Respecto de su futuro, no descartan la vuelta al sector privado aunque aseguran que “continuará trabajando en política desde Cambiemos”.

 

 

Otra posibilidad es la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, puesto en el que “hasta ahora es el único candidato firme”, según señalan, pero aclaran que “la designación dependerá finalmente de la postura que adopten los Estados Unidos y Brasil que tienen mucha influencia en la entidad”.

 

 

El ministro de Hacienda Hernán Lacunza aún no tiene definido su rumbo, según señalaron allegados a Ámbito. Sus colaboradores dicen en este caso también, que “está totalmente enfocado en terminar su gestión lo mejor posible”.

 

 

Entienden que “se perfila como el vocero económico de Juntos por el Cambio”, pero no se sabe si seguirá en el sector público o volverá al privado. Eso sí, anticipan que será referente económico principal de la mesa política que conformarán Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, entre otros.

 

 

Hasta donde se sabe, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, tendría previsto descansar, tras los agitados años que tuvo al frente de esta compleja cartera. En cambio, su marido y jefe de asesores de la gobernadora Vidal,Federico Salvay seguiría actuando en política en paralelo con el desarrollo de actividad profesional en el campo de la abogacía.

 

 

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ya ratificó su pertenencia al 40% que votó a Juntos por el Cambio. Entre sus allegados se comenta que seguramente continuará trabajando en la política y no descartan que ocupe una posición importante en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En tanto, el secretario de Medios, Jorge Grecco, considera tomarse unos “años sabáticos”.

 

 

Lo cierto es que como siempre ocurre en los cambios de gobierno el 10 de diciembre unos 10.000 funcionarios deberán dejar sus despachos para la nueva administración.

 

 

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