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Política

Hacer leña con el árbol cayéndose

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Crédito: 32442

Es como jugar con aquella frase de “hacer leña del árbol caído”. Varias veces conocida. Pero en nuestra realidad correntina. Es empezar a hacer leña de un árbol que se está cayendo. Mayor explicación. Si bien son válidas las protestas de todos los empleados públicos, que brotan de bronca como hongos por todas las oficinas públicas de la Gestión de Ricardo Colombi, suena casi un poco tarde después de más de doce años de gobernación de una persona que se encerró en sí mismo, elaborando un personaje que se devoró a un gobernador.


Al mejor estilo de las épocas del faraón naranja que supo reinar estas latitudes y a quién nadie se le animaba a una protesta. Hasta que aparecieron unos “loquitos” que empezaron a movilizar a un pueblo que despertó, copó una plaza, y terminó destituyendo lo que consideraron un gobierno altamente sospechado de corrupción y de no cumplir con las obligaciones básicas del estado. Como pagar los sueldos.


Tampoco se puede sostener hoy que Ricardo Colombi empieza a padecer el síndrome del café frío, que se sirve en el ocaso de cada gobernador. A falta de más de un año de gobierno. No obstante, el asalariado estatal correntino le perdió temor, se anima a la protesta y no quiere saber nada que le toquen sus salarios y mucho menos que mensualmente le desplacen su dinero hacia abajo. Será justicia toda reivindicación salarial.


Actualmente se puede decir que está muy bien que reclamen por sus bajos ingresos. Pero no es menos cierto que durante todos estos años estuvieron “leyendo el diario de Irigoyen”, junto a Ricardo Colombi, creyéndose el libreto de una Provincia bien administrada y en pleno desarrollo. Cuando las mieles eran para unos pocos.


Aquíse pagan cada treinta días los sueldos más bajos de toda la República Argentina.


Se dejó pasar mucho tiempo para reclamar.


La crisis que no es de ahora.Ubicaa la tierra del Taragüí y del Iberá como una de las provincias que está en los últimos lugares de los registros estadísticos del bienestar social de la gente. Corrientes siempre estuvo así. Todoparece demasiado tarde.


No es menos cierto que desde estas páginas, corrieron cientos y cientos de centímetros, kilómetros de noticias que desnudaban estarealidad. Pero parecía como una prédica en el desierto realizada al mejor estilo del Apóstol San Mateo.


Aunque toda la protesta social llegue algo tarde, se presagia que la dicha pronto está por llegar.

Es muy válida la queja de los docentes, la batucada que quebranta el edificio de la obra social cuyos empleados prometen otra semana de parálisis total. Junto con otros sectores que miran de reojo lo que ocurre entre aquellas paredes. Por caso el Registro Civil concretó su primera reunión “informativa” y esta semana habría más novedades en otros organismos públicos.


Cientos y cientos de centímetros, kilómetros de noticias, predicando en el desierto. No ha sido en vano.

 

PREDICAR EN EL DESIERTO


En la prédica, como en toda labor comunicativa, es imprescindible contar con público o auditorio, por ello la tarea se torna más que difícil, se diría absurda, si se lleva acabo en el desierto, lugar caracterizado por la escasez de seres vivos.


Se dice que “es como predicar en el desierto” cuando se le habla a alguien que no entiende razones, que está muy cerrado en su idea o que no puede o no quiere concentrarse en lo quese le dice. La prédica es algo propio de aquellos que intentan convencer a otros de sus creencias, motivo por el cual se asocia con los ámbitos religiosos y, más comúnmente, con los apóstoles.

 

Precisamente tenemos que recurrir a uno de ellos, San Mateo, para desentrañar el origen del concepto hecho frase: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” (Mateo•3:1-2). A Isaías no le creyeron, a Juan El Bautista tampoco y a Cristo… muy pocos, al menos en su tiempo.

 

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