A pasos agigantados crece la figura de Ingrid Jetter, en un camino potable hacia la Gobernación de Corrientes en el año 2017. La ascendente proyección de la intendente de Riachuelo, con permiso especial por el cargo regional que ocupa en la Dirección Nacional de Vialidad, se transformó en una piedra en el zapato del gobernador Ricardo Colombi, quien nunca disimuló su antipatía por la niña mimada de Mauricio Macri en la región, a punto tal que no envío ningún representante provincial cuando la presidente de la Fundación “Pensar”, se encaramó en el primer plano de la función nacional y juró como gerente de la DNV.
A las luchas intestinas que se le presentan a Ricardo Colombi, entre su propio rebaño, por caso Gustavo Valdés contra Eduardo Vischi, acusado por aquel de estar “en campaña” constantemente, cuando es tiempo de gestionar; se suman los insalvables impedimentos constitucionales (la reforma duerme el sueño de los justos), parados, sin reaccionar sus legisladores, mientras la oposición se lima la uña para el zarpazo. Todo indica que las elecciones del año que viene no serán una más en la historia de Corrientes sino que, por el contrario, podrían marcar el hito de tener por primera vez a una primera dama sentada en el Sillón de Ferré.
Consientes de estos síntomas políticos que llegan hasta Buenos Aires, “el ingeniero mayor” ya habría dado la orden para que el Cambio también se de en la provincia y todos los cañones apuntan que la bajada de línea y la estructura de campaña, respaldarán a la vecina más famosa de Riachuelo que, en cualquier momento, anunciará su candidatura hacia la Gobernación de la Provincia.
Un adelanto lo brindó la propia Ingrid Jetter cuando confesó públicamente que “las aspiraciones del PRO son legítimas, porque queremos gobernar Corrientes”. Frase grabada a hierro caliente sobre las espaldas de los halcones de la vieja casona de 25 de Mayo y Salta.
Suena el clarín, suena el tambor. Suena el clarín como si fuera a la carga, cuál 3 de febrero con aires de triunfo en la Batalla de San Lorenzo. ¿Suena el clarín para Ingrid Jetter? ¿Sonará el tambor para Ricardo Colombi, como señal de retirada por un ciclo cumplido?
