El gobernador de la provincia dejó entrever que no irá por la perpetuidad en el cargo y que en marzo de 2017 dará a conocer el nombre del aspirante a sucederlo en el Sillón de Ferré, aunque deberá pasar primero por el tamiz de las elecciones provinciales del año que viene. Eliminó directamente de estas aspiraciones a los socios de la alianza (ELI, Partido Popular, Acción, Canteros, etc.), porque “será el radical que mejor mida en las encuestas”, adelantó.
Aunque se guardó nombres, el preferido de la familia Colombi es Gustavo Valdés y podría picar en punta con esta señal; aunque enfrente tendría a Eduardo Vischi, alguien que dice ofrecer gestión desde sus tiempos de intendente en la frontera. Los demás prácticamente no existen.
Ricardo Colombi reiteró que terminado este mandato se irá a su casa y “disputaré la intendencia de Mercedes”, porque “no hay nada mejor que la función pública”, gestionando desde un municipio. Seguramente lo sabe a partir de los constantes “aprietes” y “ahogos” financieros que imprime por medio de los torniquetes económicos que ensaya cuando suena algo que no le guste en el terreno político y su capricho lo lleve a la extorsión económica e institucional, como se lo denuncian constantemente.
“No sean brutos, la reforma constitucional es importante para las futuras generaciones y se van a arrepentir de no votarla”, disparó directamente a la línea de flotación de la resistencia justicialista, que solo espera el congreso partidario de noviembre para rubricar una negativa que la viene pronunciando hace rato.
Con la excusa que solo se retocarán algunos institutos de nuestra Carta Magna, Ricardo Colombi tildo de “brutos” a los que se oponen y en una rara amenaza sentenció que este miércoles 26 deberá votarse indefectiblemente. Caso contrario se pasará a otro tema y la reforma recorrerá el camino del olvido. Inentendible.
Luego de ratificar que en diciembre del año que viene, Ricardo Colombi se irá a su casa, supuestamente en Mercedes, continuará con su actividad política y competirá por retornar al sillón que hoy ocupa un acérrimo rival: Víctor Cemboraín. Aseguró que en marzo del año que viene dará a conocer “el nombre de mi sucesor, que será un radical”. Lo que desprende que tanto las aspiraciones políticas de Perucho Cassani, Pedro Braillard, Aníbal Godoy y Gustavo Canteros, deberán esperar por lo menos cuatro o cinco años más, antes de alcanzar algún cargo expectable dentro del ejecutivo provincial. Caso contrario deberían tomar otros rumbos en la política provinciana.
