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Política Panorama semanal

La era del marketing

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Crédito: 69842

Domingo Peppo sentado a solas con un grupo de militantes y un conjunto de periodistas que bancan al gobierno. El lanzamiento de la campaña nacional limita incluso al gobierno provincial celebrar en toda su dimensión el resultado de las legislativas de agosto.

 

Nadie pregunta nada, ni los muertos de Sameep, ni Maira Benítez, ni los muertos de Makallé. Un mar de absoluta comodidad, sin renuncias, ni nadie que lo reclame.

 

Es también cierto que el propio gobierno levantó la vara demasiado alta. Los diez diputados electos en 2013 lo fueron durante el segundo mandato de Jorge Capitanich. Si debieran compararse estas elecciones con otras deberían ser las del 2009, cuando el entonces mandatario chaqueño que le había arrebatado la gobernación al radicalismo estaba en la mitad de su primer mandato.

 

Con ese parámetro, Peppo hizo la misma elección. En aquel entonces, el actual gobernador encabezaba la lista y el Frente Chaco Merece Más logró 9 diputados, como ahora. Es cierto también aquella lista era en rigor más frentista que la de ahora. Algunos de los partidos que se fueron hubieran permitido lograr el objetivo del décimo legislador.

 

Salvo Gustavo Martínez que se llamó a un absoluto silencio, prácticamente todos los dirigentes que analizaron seriamente este resultado pecaron de soberbia. Todas las culpas están afuera. El gobierno no ha cometido yerros, el intendente de Resistencia y la candidata en Sáenz Peña tampoco.

 

¿Si hicimos todo bien, qué pudo haber pasado? sería la pregunta que resume el análisis final desde el punto de vista oficial.

 

El triunfo puede explicarse también de la mano de los intendentes. Domingo Peppo anuncia su participación esta semana en una reunión de gobernadores peronistas. Pretenden, antes de las primarias en las que Cristina Fernández tiene chances de convertirse en referente claro del principal partido de oposición, sentar las bases para establecer un esquema de poder que permita negociaciones propias con el gobierno nacional.

 

Pero va a sentarse reivindicando como propio un resultado electoral que en todo caso, viene de la mano de los intendentes, algunos de ellos –varios-, congéneres de Juan “el guacha” Svriz, expuesto durante la semana por el presidente de la Federación Económica del Chaco en relación con el crimen de su suegro, un pequeño productor ganadero de Makallé.

 

El contexto va mostrando otras señales. Para empezar el pelotón de gobernadores tiene líderes definidos. Los medios que dominan la posverdad ya los han proclamado. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti y el de Salta, Juan Manuel Urtubey. Peppo tiene apenas reservado un papel de reparto, pero no el protagónico.

 

El reciente encuentro con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, resumido por el propio Peppo fue casi una confesión. La provincia fue a pedirle recursos a la Nación mientras no puede colocar bonos en el exterior. Chaco tiene una autorización para tomar 6 mil millones de pesos en créditos. Pero en el contexto de alta volatilidad de los mercados no hay posibilidad de cerrar acuerdos.

 

La incertidumbre será todavía mayor si Cristina vence en territorio bonaerense. Por ahora, Peppo dijo que la operación se haría en agosto. Claro, en todo caso –si se hace- será después del 13.

 

Este es el canal que los gobernadores quieren mantener abierto. No disputan poder, apenas supervivencia, o eufemísticamente “gobernabilidad”. Es probable que el oxígeno aparezca. El macrismo sí pelea por el poder, pero no con los gobernadores que son ocasionales aliados.

 

A medida que se acercan las definiciones, sobre todo en territorio bonaerense las aguas se bifurcan. Lo mostraron los diputados que resistieron el embate pirotécnico-electoral contra el ex ministro Julio De Vido. Más allá de la cuestión judicial que pesa sobre el legislador santacruceño, el zamarreo intentó ser apenas un golpe de efecto y se diluyó en 48 horas. Lo que quedó después de esto, es cuánto podría pesar Cristina Fernández, si desde el llano retuvo el remanente del Frente para la Victoria, dividió al bloque de Diego Bossio (en que milita el ausente Gustavo Martínez Campos), al Movimiento Evita, puso en crisis al massismo y a los pocos seguidores de Florencio Randazzo.

 

La representación del PJ chaqueño es lo que quiere cambiar Domingo Peppo con Elda Pértile y Juan Mosqueda, que dicho sea de paso, podría pedir licencia, asumir como legislador nacional y luego retornar a la provincia para dejarle la banca al papá de Gustavo Martínez. Sólo así cobra importancia ese tercer lugar en una elección en la que pocas dudas hay de que Cambiemos colocará a Aída Ayala y Alicia Terada.

 

Los principales analistas aun de medios tan cercanos al gobierno como Clarín y La Nación admiten que Cristina Fernández puede ganar y en su caso complicarle el acceso al gobierno nacional a los mercados de los que se nutre la catarata de préstamos que sostienen el modelo.

 

Si eso pasa, anticipan, lo que queda es el ajuste –que ellos mismos dicen, hasta ahora ha sido gradual-. Allí los espera Macri a los nuevos legisladores que respondan a la nueva liga de gobernadores. Ese es el debate que se avecina. Mientras el marketing aclara que lo que está en juego “es la camiseta del Chaco”. 

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