Con exasperante naturalidad se escuchó por los aires de la ciudad, una versión que puede estar debidamente acreditada y que transforma a Corrientes en una sucursal de Colombia, caracterizada también por los carteles de la droga, sicarios y narcotráfico a toneladas.
Cuando se escucharon los fundamentos la sociedad correntina se recuesta sobre la resignación de saber que esto puede ser así, producto de años de desamparo de las fuerzas de seguridad que, de no ser por algunas flacas presencias federales, dejarían a esta urbe del Taragüí realmente como una tierra de nadie. Es peligroso sentirnos vencidos porque “al narcotráfico no hay con qué darle”.
Es fácil entender porque se vive en un Estado narco. A una semana del feroz tiroteo sobre la calle Lisandro Segovia (continuidad de Córdoba), de nuevo a pocos metros de la principal arteria de la ciudad, la histórica Avenida Tres de Abril. No hubo ni habrá ningún informe oficial. Es más, el posible sindicado capo narco de esa noche, tuvo el tupe de salir por radio “desde el Paraguay”, según dijo, para dejar su versión escasamente convincente que es un “perejil” que se lamenta ante la proximidad de este domingo y no podrá estar con su mamá.
Mientras tanto la gente de esa barriada céntrica, no sale del asombro, dos camionetas federales se cruzaron de esquina a esquina para cortarle el paso a un auto donde se trasladaban los narcos, con quienes se tirotearon a mansalva durante salvajes e interminables minutos de terror para la vecindad.
La fábula de la selva urbana asegura que se levantan majestuosas moles y moles de cemento a través de raras inversiones millonarias, que serían producto del lavado de dinero proveniente del tráfico de estupefacientes.
Todo se suma al capítulo tremendo del playón del Hospital Pediátrico, donde deberían reinar los niños, más allá de cualquier cuadro facultativo, pero que en realidad se vio superado por la ciencia ficción de autos de alta gama incautados, narcos detenidos poderosamente armados y policías decididos a todo en un mega despliegue para detener a una banda completa. Como solo se aprecia en las grandes producciones cinematográficas.
Algunos más osados que cualquier guion de película buscan la vía de “lavado” en algunas entidades financieras, ante la presencia en nuestra ciudad de tantos bancos con capitales de orígenes extranjeros, que bien podrían significar vías ideales para la fuga de divisas, siendo íconos ideales para el narco lavado de efectivo. Por las dudas muchos curiosos ante esta posibilidad transitan por las calles del micro centro correntino leyendo las siglas, interpretando y buscando los orígenes de porqué hay tantos bancos internacionales con asiento en nuestra ciudad.
A todo esto, parece que estas noticias no llegan hasta el despacho gubernamental de Ricardo Colombi. Las noticias hablan diariamente y con grandes despliegues sobre la incontenible presencia narco en Corrientes. El ministro del área está más enfrascado en las peleas salariales con su pobre policía; en tanto que por sus narices pasan toneladas de contrabando solamente detectadas por otras fuerzas camaradas.
Así es fácil entender cómo y porqué se vive en un Estado narco. Los correntinos estamos en peligro. Por más que la situación se huela desde lejos, parece que los sabuesos provinciales no lo pueden detectar. ¿Por qué será?
