Brisa Pereyra se perdió en 2015 en Villa Zavaleta. La principal hipótesis fue que la habían vendido a cambio de drogas, pero no se pudo probar. Después de siete años de versiones cruzadas y pocas pistas, ya casi nadie la busca.
El nombre de Brisa Aylén Pereyra está asociado al abandono en su mayor expresión y permanece rodeado por un manto de misterio desde el 21 de julio de 2015. Ese día, el papá de la nena que entonces tenía cinco años, la dejó solita en la calle a unos 60 metros de la casa de su exmujer, Paola, para no tener que cruzarse con ella. Y Brisa desapareció.
Tuvo que pasar todo un mes y un poco más para que alguien advirtiera que Brisa no estaba en ningún lado. Fue el 31 de agosto, cuando la casualidad cruzó a Víctor y a Paola en la esquina avenida Iriarte y Montesquieu de Villa Zavalea, que la expareja se enteró de la desaparición de la menor tras una escena tan increíble como trágica.
“¿Dónde está Brisa?”, le preguntó Víctor a su ex. Y Paola le respondió: “No sé, si te la dejé en tu casa el primer martes de vacaciones de invierno”. Él aseguró que había visto a Brisa entrar desde la esquina a la casa de Paola; ella aseguraba que la nena nunca ingresó. Así se dio inicio a la investigación que al día de hoy, después de siete años, no arrojó ninguna respuesta.
Sin novedades, el fiscal a cargo de la investigación, Marcelo Munilla Lacasa, confirmó a TN que la causa fue archivada “técnicamente” en 2018, pero aclaró que “los casos de búsqueda de personas no se abandonan”. Por otro lado, apuntó que actualmente perdieron todo contacto con la familia de la menor desaparecida y subrayó: “Nosotros solos la buscamos”.
El primer abandono
Brisa no era hija biológica de Víctor Sequeira, pero el hombre, que tenía una relación marcada por la violencia y por las idas y vueltas con su mamá, era el padre de sus dos hermanos mayores, una nena y un nene, de 11 y 8 años en ese momento.
El papá biológico de la menor se llamaba Luis Daniel Pereyra y apareció en la vida de Paola, justamente, en un impasse de su relación con Víctor. Su paso fue fugaz, pero el suficiente para que naciera Brisa, a quien le dio su apellido, pero nunca se molestó después en conocer.
Sequeira asumió el rol de padrastro de la nena y de la misma manera la división de responsabilidades. Por esta razón, ante la llegada del receso de invierno en la escuela, fue que Brisa quedó a su cargo, al igual que su hermana mayor.
La calle Magaldi o el Triángulo de las Bermudas
La calle Magaldi al 1275 fue el último lugar en donde se vio a Brisa. A partir de la desaparición, se acumularon las medidas de prueba y también los careos, pero ni Paola, la mamá, ni Víctor, su padrastro, se contradijeron jamás en sus relatos, aunque eran completamente opuestos. La postura de la expareja fue firme, cada uno en su versión, así como también siguió firme el misterio: porque hasta el momento a la chica nadie la encontró.
En su declaración, Sequeira aseguró que el día que ocurrieron los hechos llevó a Brisa y a la hermana de ésta hasta la casa de su mamá, pero la mayor de las nenas a último momento prefirió quedarse con él en lugar de volver con la madre. Entonces, dejó solo a la nena de cinco años en la esquina de la vivienda de su ex, con un cartelito en la mano que tenía escrito su nombre, y se fue cuando vio que alguien le abría la puerta.
Sasha, con sus 11 años, se convirtió en la coartada principal de su papá y en Cámara Gesell repitió el relato del hombre. Pese a esto, no apareció ni una sola cámara de seguridad que respaldara con imágenes sus palabras. Por su parte, Paola, la madre de Brisa, negó sistemáticamente que aquel 21 de julio su hija hubiera llegado a su casa. Tampoco le llamó la atención que no volviera, al menos durante un mes, hasta que se cruzó por Sequeira por la calle.
“Vendida a cambio de droga”
Silvana y Norma De Kemmeter, tía y abuela de Brisa, fueron las que se pusieron la búsqueda al hombro en los primeros años de la investigación. Para ellas, Sequeira sabía perfectamente qué era lo que había ocurrido con la nena y no dejaban de advertir, delante de quien quisiera escucharlas, sobre los antecedentes por violencia y amenazas que tenía el hombre.
Entre acusaciones cruzadas y más incertidumbre, un día entró en escena una testigo. Esa mujer declaró en la fiscalía a cargo de Adrián César Giménez (ahora jubilado) y Marcelo Munilla Lacasa una corversación que supuestamente había escuchado entre Sequeira y un grupo de amigos.
“Mirá el quilombo en el que me metió esta piba. La mandé a Brasil y ahora no sé cómo carajo traerla”, habrían sido las palabras del padrastro de Brisa, de acuerdo a lo dicho por la testigo. Su palabra era la única prueba de eso y alcanzó para abrir una nueva línea de investigación: la hipótesis de que la nena hubiera sido entregada a una red de trata a cambio de drogas. Esta teoría, sin embargo, no se pudo probar.
Dolor sin fin
Norma De Kemmeter, la abuela de Brisa, se murió sin poder volver a ver a su nieta. A las 9 de la mañana del 27 de septiembre de 2017, la Fiat Fiorino en la que viajaba junto a su hermano rumbo a Puerto Madryn para pegar carteles con la cara de la nena, chocó contra un camión y quedó debajo del acoplado. Tenía 52 años.
El mismo año que murió en un accidente la abuela de Brisa también murió Víctor Sequeira, el hombre que vio a la nena por última vez. En tanto, al padre biológico de la menor tuvieron que ir a buscarlo con un patrullero en su momento para que declarara en la Justicia. No aportó absolutamente nada y tampoco volvió a aparecer.
En tanto, la Justicia ya había decidido sacarle a la madre la custodia de los hermanos mayores de Brisa. El nene quedó a cargo de la Defensoría del Niño de La Boca. A la nena la trasladaron a un hogar de mujeres en la provincia de Buenos Aires. Fue lo último que se supo de ellos.
TN intentó comunicarse telefónicamente y a través de las redes sociales con las tías y con la mamá de Brisa, Paola, sin obtener respuesta. Tampoco mantiene contacto actualmente con la mujer, el fiscal que tuvo la causa por la desaparición, Marcelo Munilla Lacasa.
En diálogo con TN, el fiscal apuntó que “el archivo de una causa no implica que no se pueda volver a abrir”. “Nosotros seguimos buscando, se va a los paradores, se averigua en los hospitales, en Migraciones, Aduanas, las fotos se actualizan”, enumeró Munilla Lacasa, y concluyó: “Yo creo que está viva, que más tarde o más temprano la vamos a encontrar”.
En la misma línea se expresó Ana Rosa Llobet, titular de Missing Children, quien dijo a este medio que a mediados del año pasado perdieron repentinamente la comunicación con los familiares de Brisa y, aún así, mantienen vigente la búsqueda y seguirán compartiendo la imagen de la nena.
Brisa es de contextura delgada, tiene el pelo y los ojos de color negro y una mancha de nacimiento en la pierna derecha.
Fuente: TN