El afiliado de la obra social de los correntinos, que suma un número inicial de más de cincuenta mil personas, que debe multiplicarse por tres, por cuatro o más, según su núcleo familiar, sufrirá en los próximos días una semana completa de paro por reclamos salariales de los empleados de la esquina de San Juan y San Martín, que prometen redoblar la apuesta después de algunos contratados “por izquierda” para ser sus reemplazantes; de las amenazas que reciben y del NO rotundo que anunció el gobernador quien dijo que no negociará con los que paran y anunciar, al mismo tiempo, que no habrá más aumentos hasta el año que viene. Como así tampoco incrementos parcializados, sino es para toda la administración pública en caso que “la primavera de Macri”, empiece como por arte de magia.
Esta semana será inútil concurrir a las oficinas del IOSCor para adquirir órdenes, buscar autorizaciones o agilizar algún expediente generalmente vinculados a internaciones o gente necesitada de recuperar su salud. Será inútil, porque la medida de fuerza se hará sentir desde este lunes, con atenciones parcializadas de no más de tres horas por turno. Lo que sumará un cese de actividades de seis horas en el día y el resto de la jornada se trabajará a desgano.
Después habrá que pensar en una cierta normalidad recién para el lunes 26 de septiembre, porque a partir de este martes 20 se suscitarán cuatro días de paro. Justo para recibir la primavera, florecerán las protestas por todos lados en el instituto de obra social.
Como si fuera poco se habló de “acercamiento”. Algo que encuentra muchas trabas, a partir de las advertencias del interventor Raúl Squercia y del gerente Gustavo Vega, quienes intimaron a deponer la medida, sino no habrá ningún canal de diálogo, atizados por el gobernador, con la sabida negativa de no aumentarle un centavo a nadie hasta el año que viene. Encima, desde los tambores batientes y los cortes de calle de ese zona del micro centro, se escuchan fuertes denuncias que le apuntan al contador Vega, como alguien que ocupa de manera irregular el cargo en la gerencia, después de haber sido exonerado de la función pública.
Lo que es poco ante los $120 millones que se manejan en la obra social que bien podrían ser redestinados para una recategorización salarial de toda la plantilla laboral, al mejor estilo de lo que ocurre en otros entes descentralizados.
Comienza una semana caliente que promete un final abierto.