(IMÁGENES) Se escribió, aportó, criticó, disimuló, prometió hasta el hartazgo “soluciones” para el mal servicio que una las ciudades de Corrientes y Resistencia, a la postre dos de la capitales más importantes de la región. Pero a lo largo de veinte años de críticas constructivas y destructivas, nunca se logró nada, apenas un par de recambio de unidades o una mínima mejora de la frecuencia. Nada más.
Las inocuas audiencias públicas pasaron como el agua bajo el puente Belgrano. Las defensorías, las intendencias, los gobiernos de estas últimas dos décadas, solo sirvieron para dejar caer el servicio a su mínima expresión. Ahora se dice que habrá que esperar hasta abril para la licitación e ingreso en funcionamiento de las nuevas unidades. Mientras tanto, en las antípodas de Alsogaray, habrá que pasar el verano.
Todos apretujados, transpirados, llenos de olores, cansados y vaya a saber qué otras cosa más, entre bañistas, pasajeros eventuales y usuarios constantes, trabajadores y estudiantes en su mayoría, que ocupan el servicio habitualmente. Subir al colectivo, si es que viene, se parece más a un confinamiento que a un viaje destinado a gente civilizada.
Es válido el testimonio del colega Horacio Torres, para sintetizar cómo se vive desde cerca esta odisea de volver a tu casa, después de una jornada, principalmente, en las playas correntinas, con el cansancio como principal compañero; la distancia y la tediosa espera como principales enemigos.
Puerto de Corrientes, domingo 15 de enero, 21:00 hs. Parada del colectivo interprovincial que une la ciudad de Corrientes con Resistencia (Chaco). Después de una tarde tormentosa y de lluvia, este es el castigo al que se vio expuesto el usuario del ¿servicio?
El padecimiento de viajar como ganado. Más de 80 personas por micro, entre parados y sentados. La incertidumbre de no saber a qué hora vas a volver. Es más, no saber si volvés ese día, o al día siguiente.
Como siempre los empresarios juntando plata en carretilla, los usuarios más jodidos que nunca y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, brilla por su ausencia.
Y los gobiernos de Capital y Provincia, ausentes de todo. Está claro, que la "sociedad", no se toca.