Integrante de la Asociación Argentina de Carreteras explicó el programa: educación temprana y 0,2 gr en sangre de tolerancia.
Invitada por el Ministerio de Gobierno, la integrante del Comité de Seguridad Vial de la Asociación Argentina de Carreteras, Adriana Garrido, expuso el “Plan Visión Cero: Ética de un sistema seguro” ante inspectores de tránsito del área metropolitana y funcionarios de la Policía Caminera. Se trata de un sistema de estudio y seguridad vial que se aplica en rutas y caminos de Suecia con óptimos resultados.
El subsecretario de Seguridad Vial, Juan Manuel Chapo, destacó la importancia de la iniciativa y presentó a la experta en la temática, ante un colmado auditorio en el Salón Obligado de Casa de Gobierno. Garrido explicó el plan, métodos de implementación y análisis que redundaron en un descenso considerable de accidentes viales e hizo hincapié en los beneficios de replicar este programa –vigente en Suecia desde 1997- en la provincia.
Qué busca el plan
Visión cero propone: el límite de consumo de alcohol de 0,2 gr en sangre, uno de los más bajos del mundo. Esta es una de las medidas pioneras para reducir la cantidad de siniestros de tránsito.
Es un programa que da más importancia a la educación vial y a las infraestructuras que a la persecución de los infractores. Es parte de la filosofía del programa que la responsabilidad debe ser compartida entre conductores y autoridades, poniendo el énfasis en la educación de los primeros y la inversión de las segundas.
Dentro del plan, se promueve la impartición de seguridad vial como asignatura obligatoria en todos los niveles de enseñanza, así como la creación de consejos de seguridad vial en las escuelas. En ellos participan las autoridades locales, los docentes, los escolares y sus familias para elaborar propuestas concretas que mejoren el tránsito en su localidad. De este modo, se consigue implicar a los menores en la identificación de los peligros viales.
La educación vial, continúa fuera de la escuela. Todos los conductores deben tener una formación teórica y práctica que se ajuste a las demandas reales de la circulación. Pero, además, se fomentan los cursos de primeros auxilios y se insiste en la necesidad de continuar la formación vial después de conseguir la licencia de conducir, con cursos específicos de percepción del riesgo (para mejorar la toma de decisiones en situaciones difíciles) y formación regular (cada diez años) que actualice los conocimientos teóricos de los conductores.
“Una amenaza cotidiana”
“El tránsito automotor ha marcado la evolución y el desarrollo del mundo en los últimos siglos, además es un símbolo de libertad incuestionable, pero también el tránsito automotor es una amenaza mortal y cotidiana”, explicó la especialista. Señaló así que no se trata solo de muertes, sino también de lesiones graves, discapacidades, congestión, ruido; lo que se traduce en una calidad de vida pobre.
“Todos los habitantes deberían poder moverse libremente y sentirse seguros al mismo tiempo. Se trata nada menos que del respeto y consideración por cada uno de los habitantes de una comunidad, valores muy presentes en la concepción del sistema de seguridad vial”, agregó.
Al finalizar la charla, Garrido destacó que si bien Visión Cero fue desarrollado en Suecia, hoy día son muchos los países que han adoptado estrategias similares: Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suiza, Holanda, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. “Todos ellos son modelos de abordaje ético e integral de la Seguridad Vial”, concluyó.
Visión Cero
Visión Cero, que se enuncia con la frase: “El único número aceptable de muertos o heridos graves en las carreteras es cero”, surgió en Suecia en 1997. Para que esta declaración no sea una ingenua expresión de deseos, se requiere una estrategia para crear un sistema seguro de transportes y carreteras. Visión Cero comienza con las siguientes afirmaciones: “Somos humanos y cometemos errores; nuestros cuerpos están sujetos a los límites de tolerancia biomecánicos, no están concebidos para sufrir grandes desaceleraciones; y carecemos de capacidad para juzgar la velocidad”.
La gente comete errores y el factor humano está presente todo el tiempo; por eso, un sistema eficaz de Seguridad Vial debe tener siempre en cuenta la falibilidad humana. En este sentido las calles y rutas se diseñan en Suecia para límites de velocidad compatibles con la vida humana.
Los sistemas de transporte han sido diseñados tradicionalmente para la máxima capacidad y la movilidad, no para la seguridad. El enfoque de Visión Cero ha logrado una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo en ese país, y las estadísticas muestran claramente que la seguridad no compromete la movilidad.
Quienes configuran el Sistema de carreteras y transporte tienen la responsabilidad principal de la seguridad: las administraciones de carreteras, quienes atienden su mantenimiento, los fabricantes de vehículos, las empresas de transporte, los políticos, los funcionarios públicos, las autoridades legislativas, la Policía, los servicios médicos, el sistema judicial, y la escuela.
La responsabilidad del ciudadano es cumplir con las normas de tránsito, pero si los usuarios fallan en obedecer esas reglas, los proyectistas del sistema son los que deben tomar las medidas necesarias para impedir que esa gente sea seriamente lesionada o lesione a otros.
Por otro lado, es posible estimular a la industria y resulta fundamental que ésta sea una aliada de la estrategia. En Suecia, por ejemplo, en 2008 se firmó un acuerdo entre Volvo Cars y la Swedish Road Administration (SRA) en el que se comprometen para que ninguna persona muera o sea gravemente herida en un nuevo automóvil Volvo a partir del 2020.
Es un hito muy importante ya que significa que los fabricantes de automóviles ofrecen un compromiso de largo alcance y no transfieren la responsabilidad de la seguridad vial a otros.