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Sociedad Suteco y Ctera

Homenajearán a docente correntina víctima del terrorismo de Estado, que hasta hoy sigue educando

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Crédito: 92748

El 24 de marzo de 1976, Ana Lucía Vega fue secuestrada por las fuerzas represoras. La separaron de mi hija de 6 meses y estuvo en condición de detenida-desaparecida casi dos años. La acusaron de ser una “maestrita” que educaba a campesinos. Hoy está jubilada, pero mantiene intacta su voluntad de seguir educando a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través de la biblioteca popular “Cuatiá Rendá” dirige en Curuzú Cuatiá. El 27 de marzo próximo será homenajeada por Suteco y Ctera, en reconocimiento a su incansable lucha por la Educación Pública, que Ana Lucía relata en primera persona.

 

“Soy Ana Lucía Vega, Maestra Normal Nacional; hoy jubilada. Actualmente bibliotecaria, Directora de la Biblioteca Popular “Cuatiá Rendá” de Curuzú Cuatiá, Provincia de Corrientes.  Biblioteca que nació con la Democracia; que apoya un proyecto nacional y popular y de la cual soy cofundadora.

 

Trabajé 25 años en la Escuela Nº 435 “Centenario”, como Maestra de grado, siempre afiliada al gremio SUTECO. Participé de la Carpa Blanca de Curuzú Cuatiá y Corrientes luchando por la Educación Pública. También soy integrante de la Casa de DD.HH. de Curuzú Cuatiá, ONG con Personería Jurídica.

 

Fui detenida, bajo el PEN el 24 de marzo de 1976 a las 4 hs. de la madrugada en mi domicilio, con mucha violencia por parte de las fuerzas de seguridad. Estuve detenida junto a 6 compañeras mujeres y varios hombres de las ciudades vecinas en la gendarmería de Curuzú Cuatiá, de Paso de los Libres y finalmente nos trasladaron en avión a la cárcel de Devoto a las mujeres y los hombres a Coronda.

 

En los traslados sufrí humillaciones, patadas, burlas: “Así que vos sos maestrita?”, me decían. Al igual que las compañeras y compañeros todos esposados e incomunicados.



Nada, a comparación de las miles de compañeras de todas las edades y profesiones detenidas en Devoto, completamente torturadas; que traían todos los días en helicópteros y aviones de todas las provincias del país.

 

Estuve ahí un año y 8 meses; sufrí mucho la separación de mi hija de 6 meses, que por suerte quedó con mi familia y la incomunicación con el mundo exterior. Todo era censurado, cartas, visitas, etc.

 

Abrazo con mi corazón si algunos de ellos o ellas estuvieran aquí presentes.

 

Mi mayor pecado fue ser docente, colaborar con las Ligas Agrarias y participar en grupos políticos que tratábamos de contar a la comunidad cómo detenían, secuestraban, torturaban y asesinaban a miles de militantes y ciudadanos de este querido país, noticias que sólo sabíamos por los jóvenes estudiantes cuando volvían a Curuzú Cuatiá y por los curas del Tercer Mundo que trabajaban a la par.

 

Agradezco este homenaje a tantas y tantos MAESTRAS Y MAESTROS luchadores por la Educación de nuestro pueblo argentino. A las y los de CTERA, a quiénes admiro y agradezco por ir siempre al frente con MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.    

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