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Sociedad

Monseñor Canecín: Hay que ponerse en marcha practicando las obras de misericordia

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Crédito: 523

El obispo diocesano, Adolfo Canecin, alentó a feligresía a practicar las obras de misericordia corporales y espirituales, durante la homilía que pronunció en el inicio del Año Jubilar en la catedral de Goya. "Son acciones caritativas mediante los cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades". Pidió a los equipos de pastoral penitenciaria y de la salud "dinamismo pastoral".

 

 

"Tengamos en cuenta las obras de misericordia corporales, visitando y cuidando a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino y visitar a los presos, y tengamos en cuenta también las obras de misericordia espirituales, perdonando las ofensas y consolando a las personas tristes” expreso monseñor Canecin.

 

 

Un 12 de diciembre hace 13 años atrás llegó a Goya y tomo posesión de esta diócesis monseñor Ricardo Faifer (ahora obispo emérito), por ese motivo, el actual obispo inicio su homilía recordando a su antecesor y pidió un fuerte aplauso, para que desde la distancia llegue hasta Gualeguaychú.

 

 

“En este año tendremos muchas ocasiones para hablar de la misericordia, especialmente, en los tiempos de novena y celebraciones importantes” dijo el obispo, remarcando luego que “nuestro Dios es inmensamente misericordioso” porque “el nombre de Dios es misericordia”.

 

 

Resalto que la “providencia permite que se inicie este año jubilar en las vísperas del tercer domingo de Adviento donde el motivo es la alegría, porque el Señor está cerca y está en medio nuestro”.

 

 

“Cada ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto, estamos llamados a ser misericordiosos como el Padre” reflexionó el Obispo y, añadió que “Jesucristo es el rostro de la misericordia, por eso, cada bautizado estamos llamados a ser espejos del rostro del Padre, es decir, tenemos que ser espejos de la misericordia del Padre” afirmó monseñor Canecin.

 

 

Más adelante en su homilía, alentó a los fieles a “experimentar la ternura y la compasión en nuestras vidas”.

 

 

Anheló que este año jubilar “ayude a renovar nuestras vidas” especialmente en “el matrimonio y de manera personal” e hizo un fuerte llamado a “poner en marcha en esta Diócesis de Goya, la pastoral penitenciaria y la pastoral de la salud” al tiempo que instó a los feligreses: “a ponernos en marcha en el inicio de esta año de la Misericordia, practicando las obras de misericordia corporales y espirituales, teniendo un propósito cada dia”.

 

 

Dijo que el  Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “las obras de misericordia son acciones caritativas mediante los cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales”.

 

 

“Que pongamos en práctica cada día las obras de misericordia” porque “las obras de misericordia son tantas como las situaciones de sufrimiento de nuestro prójimo” por eso, monseñor Adolfo Canecin, puso énfasis en que se debe aprovechar pastoralmente, para “generar algunos dinamismos que nos renueven”.

 

 

El obispo de Goya, recomendó que durante este Año de la Misericordia, tengamos en cuenta las obras de misericordia corporales, “visitando y cuidando a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino y visitar a los presos” y tener en cuenta las obras de misericordia espirituales “perdonando las ofensas y consolando a las personas tristes”.

 

 

El papa Francisco abrió el domingo la Puerta Santa de la catedral romana de San Juan de Letrán y el gesto lo repitieron los obispos, por primera vez en la historia de los jubileos de la Iglesia, en todas las catedrales del mundo para dar inicio formal al Año Jubilar de la Misericordia.

 

 

El obispo de Goya, abrió la Puerta Santa en la catedral, donde los fieles que la crucen podrán obtener la remisión de los pecados, cumpliendo con la confesión sacramental, la comunión eucarística, el rezo de la profesión de fe y la oración por las intenciones del Papa.

 

 

El resto de los obispos argentinos cumplieron con el ritual que da inicio al Año Santo de la Misericordia en las catedrales de país. El gesto fue precedido por procesiones y peregrinaciones a los templos mayores. 

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