En el día de las exequias de Benedicto XVI, en la Diócesis de Goya, en las parroquias y comunidades, rezaron por su eterno descanso y agradecieron su servicio a la Iglesia, celebrando diversas misas en sufragio por su alma. En la Iglesia Catedral, el presbítero Tomas von Schulz, vicario general emérito, presidió una misa celebrada. Recomendó “que nuestra oración ayude al encuentro definitivo de la criatura con su creador”.
El padre Tomas Francisco von Schulz presidió la misa por el papa emérito el jueves 5 de enero, en la catedral “Nuestra Señora del Rosario”, acompañado del cura vicario presbítero Miguel Galeano y diáconos.
“¡La muerte no es el fin!” expreso el padre Tomas “tenemos una visión más positiva de la muerte y sabemos que fuimos creados para una eternidad. La muerte es un paso para otro momento definitivo que será la resurrección final”.
En esa línea señalo “toda la humanidad va a resucitar” y remarco “la muerte es un paso a una nueva forma de vivir”.
Recordó al Papa Benedicto XVI expresando “hoy podemos tener mucha confianza de que él ya está en el cielo” y nos ha “precedido en ese encuentro con Dios”.
“Los cristianos tenemos una visión esperanzada y eso nos da nuestra fe. No nos acobardamos y ni tampoco nos anulemos ante la muerte. La muerte no es la última palabra y además sabemos que nuestra oración tiene eficacia.” remarco.
Dijo que el “Papa Benedicto fue muy positivo en su gobierno de la Iglesia” y recordó luego aquel 11 de febrero de 2013, cuando en su octavo año de pontificado presentó su dimisión ante el consejo cardenalicio. Renuncia a la que calificó de “una decisión muy humana, porque puede suceder que estemos en un cargo muy importante y, sin embargo, sentimos que nuestras fuerzas no nos acompañan” y señaló que “fue un acto responsable, y prudente”.
“Benedicto XVI fue un hombre íntegro, muy capaz e inteligente, que supo gobernar bien a la Iglesia durante esos años que lo hizo” y finalmente llamó a los fieles para “que nuestra oración ayude al encuentro definitivo de la creatura con su creador”.
En su testamento espiritual, el Papa Benedicto agradeció a Dios “que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión”. Además, dejó un llamamiento a todos los fieles: “¡Manténgase firmes en la fe! No se dejen confundir”. “Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todos sus defectos, es verdaderamente su cuerpo”, concluyó.
