La jornada central de la celebración comenzó con una misa que ofició el obispo auxiliar de la arquidiócesis de Corrientes. Habló de la necesidad de administrar bien los recursos, la avaricia y la transmisión de valores. Un festival musical marcó anoche el fin de los festejos.
La salida de la imagen del patrono, miles de feligreses respondiendo "¡Viva San Luis Rey!", "¡Viva el pueblo peregrino!", y los fuegos artificiales que iluminaron el cielo fueron parte del clima festivo con el que ayer comenzó la jornada central por el día del santo de la comuna sanluiseña. Luego, el obispo auxiliar de la arquidiócesis de Corrientes, José Larregain, presidió una misa y horas después volvió a liderar las expresiones de fe en la localidad correntina.
Tras las restricciones vigentes por la pandemia de coronavirus, fieles de Itatí, de otras poblaciones correntinas y hasta una delegación de Paraguay volvieron a sumarse a las actividades para conmemorar al santo del pueblo peregrino. Esto se tradujo en multitudinarias expresiones de fe que se observaron frente al atrio parroquial cuando la imagen de San Luis Rey de Francia salió para ser parte del tradicional saludo.
Esta vez, los feligreses, además de cantar y elevar plegarias, participaron de una misa especial presidida por Larregain. Ya habían transcurrido los primeros minutos de ayer, pero nadie se fue. Querían escuchar el mensaje con el cual comenzó la jornada central.
En la primera parte de su alocución, el obispo rememoró las lecturas que se escucharon previamente referidas a cuál es el verdadero ayuno y la parábola del buen samaritano.
"Podemos decir que Luis Rey de Francia las vivió plenamente", afirmó y recordó que fue una persona que cultivó valores cristianos como la caridad y destacó la influencia que su madre tuvo en él.
Luego, subrayó que el gobernante también cultivó en sus descendientes la necesidad de no olvidarse del compromiso de amar al prójimo. "Él sostenía que en Francia nadie debía pasar hambre ni necesidad", afirmó el obispo, y añadió que San Luis creía que si un día lo tenían que condenar el motivo debía ser por hacer el bien a los demás.
En este contexto, señaló que incluso el entonces rey de Francia habría preferido que foráneos gobernaran en su terruño antes que "él o alguno de sus descendientes lo hicieran mal".
Pobreza
Remarcó esa vocación de servicio, en la cual el pueblo estaba por encima de sus intereses personales. "Que ejemplo también para esta época tan difícil que vivimos, en la que observamos tanta pobreza, tantas dificultades, tantos problemas como la falta de trabajo. Y a todo esto se suman las consecuencias del covid, con todo lo que se ha llevado y lo que nos ha dejado, lo que no es poco", exclamó Larregain.
"Por eso, este hombre es un modelo también para cada uno de nosotros", acotó. Dijo que este ejemplo no es solo para los que ejercen alguna función pública, sino además para cada uno de los feligreses. Rememoró que Dios invita a tener compromiso, "especialmente con los que menos tienen, con los más pobres, con aquellos que están padeciendo y pasando necesidades".
Después, se refirió a la misericordia que se puede observar en la parábola del buen samaritano.
Zapatos usados
En otro tramo de su homilía, Larregain afirmó: "Todos tenemos algo para dar, nadie es tan pobre que no tenga nada para dar". Al mismo tiempo alertó que "nadie en esta vida es tan rico ni autosuficiente" para decir que nunca necesitará de nadie.
"Hay de aquellos que consideran que nunca van a necesitar de los demás. Todos en algún momento, necesitamos de otros. Aun los multimillonarios, aun los que tienen todo, porque si no podés mover tus manos necesitas a alguien que te lave, que te acerque un plato de comida, la cuchara a la boca", graficó y alertó sobre la avaricia.
"Nada nos vamos a llevar cuando vayamos al cementerio. Todo (lo material) se va a quedar acá. No seamos avaros. Pensemos en los demás, pensemos en los dolores, el sufrimiento, aprendamos a ponernos en el lugar del otro, en los zapatos del otro", expresó.
Sobre esto, subrayó que "aquel que alguna vez usó zapatos usados, sabe bien lo difícil que es amoldarse a las hormas de ese calzado". Por eso "tenemos que aprender nosotros a tener esa actitud de compasión y de misericordia".
Luego, Larregain habló que todos tenemos que algo para dar, aunque sean los oídos para escuchar a los demás y elevó una plegaria a San Luis para que todos los feligreses sean "buenos administradores, justos, honestos, solidarios".
En este punto hizo una aclaración: que esos valores se transmiten en cada casa y con gestos u obras, no con palabras.
Procesión
Después de la misa de la madrugada, estas se repitieron durante toda la jornada, pero las actividades también incluyeron dos procesiones: una, a las 16 y otra, a las 19. En medio de ellas, se realizó otra misa, que también fue oficiada por Larregain.