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Interior

Monseñor Adolfo Canecin ordenó un nuevo diácono permanente en la Diócesis de Goya

El obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Ramon Canecin, ordenó diácono permanente a Raúl Bartolomé Nicoletti, durante la misa del domingo 22 de noviembre en la parroquia San Antonio de Padua de Colonia Carolina. El nuevo diácono permanente trabajará en comunión con el obispo y su presbiterio al servicio del Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la Palabra y la caridad.

Participaron de la misa de ordenación diaconal, el párroco del lugar, presbítero Rubén Luis Cattay, y los presbíteros Adolfo Gutierrez, Juan Carlos Mendoza y Pablo Stortti, y el diácono Fabian Ojeda que representó al cuerpo diaconal.

Tras la liturgia de la palabra comenzó la ordenación diaconal y “Ruli” Nicoletti fue llamado “Acérquese el que va ser ordenado diacono” y fue llamado por su nombre a la que respondió “Aquí estoy” y, el presbítero Ruben Luis Cattay dirigiéndose al obispo expreso “Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes diacono a este hermano nuestro”, teniendo en cuenta la “consulta hecha al pueblo cristiano, y con el voto favorable de personas a quienes les compete darlos, doy fe de que es digno”.

Monseñor Adolfo Canecin centro su homilía “en este contexto de pandemia” en la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, señalando entre otros conceptos “que respuesta inédita la de Dios, que la del Rey del Universo, sea rey estando crucificado en la cruz” y continuo “que respuesta inédita, que siendo Dios se haya abajado, anodado y se haya hecho hombre semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado”.

“Esta respuesta inédita de parte de Dios tiene que iluminar y alentar toda nuestra vida, porque, la lógica de Dios es distinta a la lógica humana”, sostuvo.

Remarco que nuestro rey es “Jesucristo, que tuvo un lugar donde nacer, nació en un pesebre, Un rey que estuvo oculto treinta años de su vida y paso desapercibido. Un rey que permitió ser tentado por satanás en el desierto, para demostrarnos como vencer la tentación. Un rey que guiado por el Espíritu realizo con palabras y obras la misión que el Padre le había encomendado. Un rey sujeto a la voluntad del Padre” subrayo en su predicación.

Al relacionar el ministerio diaconal dijo que fue “un rey que paso la vida sirviendo” y recordó el pasaje evangélico del lavatorio de los pies a los apóstoles y, en esa línea preguntó “Díganme si no es inédita la respuesta de Dios”.

“Un rey que pasó la sirviendo -reitero- se arrodillo, se ató una toalla y agarro una palangana, lavando los pies a los apóstoles”.

Por eso es que “a veces cuesta entender y comprender a este Cristo Rey, porque, rompe los esquemas, humanamente nuestros esquemas son otros, porque, la lógica humana es otra, la manera de entender y comprender del ser humano va por otro lado”.

Jesucristo fue “un rey que dijo yo no vine a ser servido, sino a servir” y dirigiéndose al nuevo diácono expresó “eso tenes que tener presente porque es un desafío para tu vida”.

“Entrar en la lógica y en la respuesta de ese rey es el gran desafío, tanto personal y como Iglesia, como comunidad, para que también nosotros siguiendo el estilo de este rey podamos dar respuestas inéditas, ya sea, con nuestra manera de ser personal, familiar y, como familia humana”, planteo.

Hablo de “un Rey pastor, que conocía a las ovejas por su nombre, dejó a las noventa y nueve y, fue a buscar a la oveja que estaba extraviada, porque, el Padre quiere que todos los hombres se salven” entonces volvió a preguntar “díganme si esa actitud no es esta desafiando, dejar las 99 para buscar la que estaba extraviada, ¿eso no fue una respuesta inédita?”.

“Un desafío como Iglesia y de nuestras estructuras eclesiales” para ser como este Rey y alentó a “salir a toda las periferias geográficas y existenciales, para imitar la actitud de este Rey Pastor” dijo con énfasis.

Más adelante expresó que “celebrar a Cristo Rey nos llena el corazón, pero, también nos interpela, cuestiona y desafía, nos llama a la conversión personal y comunitaria” por eso llamó a “la conversión pastoral” que se trata de “vivir los servicios de la Iglesia”.

La comunidad diocesana acompañó a la mama Sofia, y familiares del nuevo diácono, a través de la transmisión por radio y redes sociales, en cumplimiento del protocolo sanitario por la pandemia de Covid 19, dando gracias a Dios por el don recibido.

Durante el proceso fue encaminado por sus directores espirituales, el presbítero Alberto Altamirano (fallecido), Rubén Luis Cattay y por el presbítero Juan Carlos Mendoza, hasta su ordenación.

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OBISPO DE GOYA IGLESIA CATÓLICA MONSEÑOR CANECÍN

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