Volodímir Zelenski , el presidente de Ucrania, y las autoridades militares de su Gobierno han exigido sin descanso a su gran aliado, el EE.UU. de Joe Biden , que facilite un armamento más amplio, más potente y con más alcance para hacer frente a la invasión de Rusia. Desde febrero de 2022, cuando Vladímir Putin , el presidente ruso, lanzó su ejército contra el territorio soberano de Ucrania, Kiev no ha dejado de pedir a Washington cazas de combate, tanques potentes, artillería pesada, tecnología militar, sistemas de defensa o misiles de largo alcance. Washington ha combinado una ayuda militar masiva a Ucrania -64.000 millones de dólares desde el inicio de la guerra- con fuertes restricciones en el uso de ese armamento, para no dar argumentos a Rusia de que tiene una implicación directa en el conflicto.A poco más de dos meses para que Biden haga las maletas en la Casa Blanca, el presidente de EE.UU, ha dado un giro a esta política con la autorización a Ucrania para el uso de misiles de largo alcance , los llamados ATACMS. Con ellos, que tienen un rango de hasta 300 kilómetros, el ejército de Ucrania estará en posición de alcanzar objetivos rusos -bases militares, aeropuertos, refinerías- en el interior del territorio enemigo. Las consecuencias de esta decisión de última hora, después de más de dos años y medio de guerra, las heredará otro: Donald Trump , ganador de la elección presidencial de comienzos de este mes, y que jurará su cargo a finales del próximo enero. Durante la campaña, en su estilo grandilocuente, ha defendido que acabará la guerra en Ucrania «en 24 horas». Trump no ha dado detalles de cuál será su plan para conseguirlo. Pero es evidente que la autorización de Biden con los ATACMS complica la herencia.Posiciones para la negociaciónTodavía está por ver el impacto en el terreno de la autorización de Biden sobre estos misiles de largo alcance. Putin ha defendido en el pasado que esa decisión implicaría una «participación directa» de la OTAN en la guerra y, por lo tanto, la posibilidad de que Rusia tome represalias contra miembros de la alianza militar occidental.Noticia Relacionada estandar No Biden autoriza a Ucrania a atacar Rusia con misiles de largo alcance de EE.UU. Milton Merlo | Río de JaneiroWashington, por su parte, justifica la autorización como una respuesta a la entrada en la guerra de otro rival de EE.UU., Corea del Norte. Putin ha llegado a acuerdos con Pyongyang para el envío de 10.000 soldados norcoreanos al frente en Kursk, la región fronteriza rusa en la que Ucrania ha incursionado este año y donde controla una franja de territorio enemigo.Los ATACMS son un nuevo elemento en la pugna entre Kiev y Moscú por plantarse en una posición de máxima fuerza posible para una hipotética negociación, algo que cada vez tiene más apoyo, incluso entre los aliados de Ucrania. Rusia ha intensificado sus ataques en la región del sureste de Ucrania que controla desde el comienzo de la guerra, con la ambición de capturar más territorio. Y los misiles de largo alcance podrían ayudar a solidificar las capturas ucranianas y a debilitar la retaguardia rusa.Para Trump, la decisión del que será su antecesor enturbia su ambición de acabar con el conflicto y, sobre todo, con la sangría de ayuda militar que sale de los bolsillos de los contribuyentes estadounidenses. El presidente-electo no ha ocultado su intención de limitar la ayuda militar -algo cada vez más popular en EE.UU.- además de su objetivo de forzar a Ucrania y Rusia a un acuerdo. En estos momentos, es difícil ver que algo así ocurra sin la cesión de territorio soberano por parte de Kiev, algo que resulta más difícil si su ejército está reforzado militarmente.Contra el mandato de las urnasLa medida de Biden ha sido recibida con división de opiniones, también entre los republicanos. La facción convencional del partido, como el senador republicano de más rango en el comité de Servicios Armados, Roger Wicker, ha acusado a la Administración Biden de «ralentizar de forma deliberada» la entrega de armamento. Pero los elementos más cercanos a Trump, con una visión de la política exterior más aislacionista y centrada en la idea de \'América primero\', lo ven como una jugada política para debilitar el desembarco del presidente-electo en la Casa Blanca.«El complejo industrial militar parece que quiere asegurarse de que empiece una Tercera Guerra Mundial antes de que mi padre tenga la oportunidad de crear paz y salvar vidas», reaccionó el hijo del presidente-electo, Donald Trump Jr., que ha adquirido un gran protagonismo en la campaña electoral.Algo similar dijo Marjorie Taylor Greene, una de las diputadas más radicales: «A punto de dejar el Cargo, Joe Biden está peligrosamente tratando de comenzar una Tercera Guerra Mundial», aseguró sobre la autorización de los ATACMS. «El pueblo estadounidense dio un mandato el 5 de noviembre en contra exactamente de este tipo de decisiones que ponen última a América».«¿Su intención es entregar a Trump la peor situación posible», se preguntó sobre Biden David Sacks, un millonario tecnológico que ha sido activo en la campaña del presidente-electo.Es difícil pensar que Trump tome decisiones radicales nada más llegar al Despacho Oval, como eliminar la ayuda militar a Ucrania o revocar las autorizaciones sobre el uso del armamento ya enviado. En la campaña, Zelenski ha tratado de afianzar los canales de comunicación con Trump. Han hablado por teléfono, se vieron en persona en octubre durante la visita del presidente ucraniano a EE.UU. y entre las primeras llamadas de Trump como presidente-electo estuvo la de Zelenski. Habrá que ver si el refuerzo militar de Kiev y su impacto -aunque sea limitado- en la guerra cambian los cálculos de Trump para un acuerdo negociado.