Al menos 167 personas han muerto y otras 110 están desaparecidas por los devastadores efectos de la tormenta tropical Megi, que arrasó la parte central y meridional de las islas Filipinas.
Así lo indica el último informe publicado este sábado (16.04.2022) por las autoridades. En su último recuento, el Consejo Nacional para la Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres indica además que el temporal, que golpeó el archipiélago el 10 y el 11 de abril, ha afectado a más de 1,9 millones de personas.
La provincia más afectada fue la de Leyte, donde las avalanchas de tierra sepultaron varias localidades, especialmente las de Baybay y Abuyog, donde los equipos de emergencia siguen las labores de excavación sin apenas esperanzas de encontrar a nadie más con vida.
Las imágenes difundidas de la tragedia muestran aldeas enteras, a los pies de las montañas, enterradas bajo el lodo y las riadas.
Las 580 riadas y los 89 corrimientos de tierra dejaron inutilizados nueve puentes y 69 tramos de carretera, dañaron casi 10.000 viviendas y han destrozado campos de cultivo por valor de más de 242 millones de pesos (4,6 millones de dólares o 4,3 millones de euros).
La tormenta tropical Megi, bautizada en Filipinas como Agaton, entró el domingo día 10 por la costa este del país en dirección noroeste, causando inundaciones y corrimientos de tierra en los archipiélagos de Bisayas y Mindanao, en el centro y sur del país.
Megi es la primera gran tormenta que azota en 2022 al país, propenso a los desastres, y que registra un promedio de 20 tifones cada año.
Esta tormenta, que golpeó a este país de mayoría católica antes de la celebración de Semana Santa, sorprendió a las autoridades, que habían declarado la alerta mínima antes de que tocara tierra.
En diciembre, el tifón Rai, el más poderoso en llegar a Filipinas el año pasado, dejó al menos 409 víctimas mortales; mientras que el tifón Haiyán, el mayor que ha tocado tierra, provocó en noviembre de 2013 unas 7.000 muertes.