Pese a las intensas lluvias que azotaron la ciudad y gran parte de la provincia ayer, las tradiciones de la fe cristiana no se detuvieron y se celebró un bautismo en el que el agua le llegó a los talones a todos los invitados.
La curiosa situación sucedió en la capilla Virgen de Luján del barrio Ponce y expuso las penosas condiciones de zanjeo y cloacas que perjudican a los vecinos, especialmente frente a fenómenos desfavorables con abundante caída de agua.
Algunos vecinos también aprovecharon para mostrar en Facebook cómo se acumula el agua en calles cercanas a la capilla, debido a la falta de obras por parte de la delegación municipal.
“Esta zona, que es la más antigua, siempre sufrió inundaciones, pero el escurrimiento se facilitó cuando logramos la construcción del desagüe pluvial grande que bordea la Ruta 5”, indicó a El Litoral el referente del Foro de Organizaciones Vecinales de Corrientes (Forve), Julio Maciel.
Sin embargo, Maciel dijo que dentro del barrio no hay un buen sistema de desagüe y que hace falta mantenimiento de la red cloacal y de las zanjas.
Además, la basura acumulada en las inmediaciones no hace más que empeorar el problema, y no hay operativos de limpieza.
La celebración religiosa se realizó en horas de la tarde, tras una larga jornada de intensas lluvias que dejaron completamente inundado el establecimiento.
Los asistentes al bautismo terminaron con los calzados mojados porque el agua subió hasta más allá de los tobillos.
La capilla y el barrio Ponce en general se encuentran emplazados en una zona baja, donde todas las calles son de tierra.
La situación expuso una serie de reclamos de los vecinos por el funcionamiento de la delegación municipal y contra su representante, Mercedes Gómez.
“El descontento se debe a un manejo cerrado que impide la participación de los vecinos en diversas actividades”, explicó Maciel y agregó que “es la realidad del barrio Ponce hace bastante tiempo”. ElLitoral