Como es costumbre desde hace siglos en la ciudad, vecinos iluminan sus veredas con velas a la espera del Día de la Cruz de los Milagros. Hay diferentes versiones sobre el origen de la tradición.
En la víspera del Día de la Cruz de los Milagros, en la ciudad de Corrientes es tradición de hace varios siglos prender velas en las veredas o en las ventanas. La costumbre, que se remonta a los primeros años de la ciudad colonial, tiene varias explicaciones.
Hay quienes le atribuyen a la necesidad de iluminar los caminos a los peregrinos que se acercaban con imágenes religiosas para participar de las celebraciones del 3 de mayo. Encender velas, en general, simboliza la luz de los deseos y las plegarias. Las llamas son una alegoría de la vida desde tiempos ancestrales.
También es diversa la forma de cumplir con el ritual, ya que algunas familias prenden una sola vela por hogar, otras hablan de tres por la Santísima Trinidad; otras, de siete por las puntas que identifican la ribera correntina, y hasta hay quienes prenden una vela por cada miembro de la familia.
En Corrientes, el Milagro de la Cruz, más allá de la atribución religiosa, se considera también parte del mito fundacional de la ciudad por los conquistadores españoles, fervientes católicos. El supuesto rayo que mató a un indio que intentaba quemar la cruz del primer fuerte construido por los españoles es un hecho que, según las crónicas, habría sucedido el 9 de abril de 1588, a solo 6 días de la fundación del poblado por Juan Torres de Vera y Aragón. Desde 1808, la Iglesia católica trasladó esa celebración al 3 de mayo para hacerla coincidir con la de la invención de la Cruz o Cruz de Mayo, como es conocida en otros países de habla hispana.