Con la muerte Chinchín, este lunes 8, vecinos espetan que agoniza el espíritu barrial del Cambá Cuá, en la ciudad de Corrientes. Se asigna a este personaje sexagenario, uno de los últimos bastiones-símbolos de resistencia de la identidad comunitaria en esa zona de la Capital.
"En 2014 se termina el mundo", es la predicción de Fausto Roberto "Chinchín" Caballero. Pero erra en diez años, porque el fin llega este 2024.
Con la muerte Chinchín, este lunes 8, vecinos espetan que agoniza el espíritu barrial del Cambá Cuá, en la ciudad de Corrientes. Se asigna a este personaje sexagenario, uno de los últimos bastiones-símbolos de resistencia de la identidad comunitaria en esa zona de la Capital.
Huérfano de padres biológicos, es anidado del barrio cambacuacero. Sin haber conocido el estadio Leoncio Benítez, en el barrio 17 de Agosto, Chinchín refleja una vida de pasión por Boca Unidos.
Su hogar de la calle Pago Largo al 1.100 también es testigo de su culto a San Baltazar, y a la agrupación Arlequín animadora de los carnavales correntinos.
Su muerte es una estocada letal a la cotidianidad de un espiritual barrial de vecinos conocidos, familiares, de residencias bajas, de la casa de fulano, la cuadra de los menganos, de caminatas descalzas, del almacén de sultano; de llamar a la puerta con aplausos, de las celebraciones en comunidad.
El presente languidece aquella fisonomía. Es todo distinto, diferente en el barrio y las referencias del ayer ceden ante un urbanismo con dinámica de una nueva cosmovisión colectiva.
"Con sus locuras divertía a los chicos del barrio", dicen quienes lo conocieron.
Exhorto del padre Pinolini
Cuentan en el Camba Cuá, que, durante su niñez, Chinchín era un habilidoso volante. Falco alto, tenía una perspectiva del campo y de sus compañeros. Pero para que juegue y sea incluido en algunos de los tornes barriales, el entonces sacerdote Juan Pinolini del colegio y la parroquia Pío XI espetaba: "si no juega Chinchin no hay campeonatos".
El equipo que jugaba en los torneos del Pío IX se llamana Rififi, y por entonces lo dirigía técnicamente Rubén Machado.
Este exhorto garantizaba la inclusión de Caballero en algunos de los equipos, y "así era discriminado", recuerda su amigo Miguel Piringo Gómez.
Líder en La Carismática
Condujo muchos años una de las facciones de la hinchada de Boca Unidos. Fue líder de la llamada La Carismática. Unas cinco mil almas seguían sus instrucciones, tanto en el estadio de Lipton, o cualquier cancha del interior o de otras provincias donde el aurirojo iba a jugar.
Chinchin tenía cuadernos, donde anotaba las rifas que organizaba para que cada hincha de CABU, vecino del Cambá Cuá pudiera vender y acreditarse a un lugar en los colectivos disponibles para seguir a Boca Unidos en sus partidos de visitante.
Papá Arlequín
En 1978 fue Papá Arlequín. Ese año esta agrupación ganó y le quitó el invicto a Los Dandys, en el carnaval, testimonia Piringo Gómez, quien recibía en su casa a Chinchin para pasar las navidades. "Le encantaba el Vitel toné; una de las fiestas que compartimos probó y desde allí siempre pedía ese plato", agrega su amigo.
La muerte le llega a Chinchín diez años después que él anunciara el fin del mundo: justo a dos días de la celebración de Los Reyes Magos, de San Baltazar, a quién rindió culto.